Juan Ignacio de Mesa

Barrio de Santo Tomé

Juan Ignacio de Mesa


Elecciones

10/06/2024

Escribo esta columna sin conocer los resultados de las elecciones europeas. No quiero hacer política ficción, así que no me atrevo a adelantar resultado alguno. Las encuestas que se han ido publicando a lo largo de la semana no dan seguridad sobre la tendencia del voto y, además, el grado de indecisión en gran parte del electorado pueden inclinar el resultado en el último minuto. Pero sí es curioso que estas elecciones, tan importantes para el futuro de Europa, en España las estamos viviendo en clave nacional. Parece como si fuera más importante que sirvan para dar un mensaje sobre la actuación de una señora al frente de una cátedra de la Universidad Complutense, debido a que coincide que esta señora es la esposa del Presidente del Gobierno. Hemos llegado al absurdo de que, en lugar de dejar que actúe la Justicia, han de ser los votos de los ciudadanos en unas elecciones para elegir a los parlamentarios que decidan el futuro de Europa, los que influyan en la culpabilidad o inocencia en los actos que haya podido llevar a cabo esta señora. Y la mayoría han entrado al trapo, unos para decir que esto es una maniobra de la fachosfera, y otros para centrar el mensaje en la falta de explicaciones por parte del esposo de la señora. ¿No hubiera sido mejor que se dejara funcionar a la Justicia y que, en todo caso, fuera esta señora quien diera explicaciones, si es que las puede dar? Si no se tratara de quien se trata, ¿se imaginan la vergüenza que debería sentir cualquier mujer normal que se la dejara en un segundo plano sin dejarla hablar, en un tema que tanto la afecta? Pero vamos a lo serio. Europa está pasando un momento preocupante, su camino a dejar de ser una potencia mundial está marcado. De ser una referencia como democracia y modelo del Estado del Bienestar, vemos como los populismos de uno y otro signo, la están llevando a perder peso entre las potencias actuales. Putin por el este, el posible éxito de Trump por el oeste y el cada vez mayor peso de China, hace que Europa no sea referente para nadie. No somos potencia industrial, como se demostró con la pandemia, no tenemos independencia energética, como se demuestra en que, a pesar de las medidas contra Rusia, seguimos comprando su gas. Vamos abocados a convertirnos en un escaparate de un gran pasado. Y mientras, los debates de estas elecciones, han servido en España para discutir sobre cuestiones que, siendo vergonzosas, sólo afectan a una señora que no abre la boca para defenderse. Vaya tropa.