Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Licenciado en despotismo

31/05/2024

Aunque el título que oficialmente ostenta Pedro Sánchez es el de doctor en economía, todo el mundo sabe que ese título tiene el mismo valor que el que se compra con veinte fundas de chocolate. Su título auténtico es el de licenciado, pero en despotismo. Lo ha conseguido además "cum laude". Porque ¿qué es un déspota? Para mí, la cualidad principal del déspota es considerarse por encima de cualquier otro ser o circunstancia. Para el déspota todo el mundo es irrelevante salvo él mismo y por eso no considera que deba  atenerse a más guión que el que conduce a su mayor fulgor y gloria y cualquier precio es poco para conseguir el triunfo.
Esta es la cualidad que informe a esencia de nuestro presidente, lo que demuestra en cada acto o decisión de su vida, en la que se desenvuelve sin rubor alguno, por muy abultados que sean los despropósitos que cometa. Por eso una persona así, jamás será fiable, porque hará en cada memento lo necesario para su propósito. Su trayectoria así lo canta en tono de tenor:
No le ha importando involucrar a su mujer en asuntos que, delictivos o no, no son estéticos.
No ha tenido reparo en provocar, además de forma premeditada, una crisis con Argentina, poniendo en riesgo importantes intereses de toda España, con tal de crear esa situación típica de todos los déspotas, que consiste en el conmigo o contra mí. Obviamente sabe muy bien el personaje que escoge para inclinar la balanza de su lado.
No le ha importado crear una crisis gratuita con Israel para aprovechar la impopularidad actual de los judíos tras su actuación en Palestina. A Pedro Sánchez los palestinos le importan y pito;  para él son un producto que, bien usado, le puede reportar algún rédito electoral. Él sabe que la postura de España en el conflicto, es absolutamente irrelevante, en todo caso puede crear alguna dificultad más a los palestinos, pero eso le da igual, son mercancía electora y no duda en aprovecharla. 
La promesa de ayudar a Ucrania, acordada engañando  a sus propios socios, es otro acto electoral. Si yo fuera Zelenski no contaría con el armamento prometido hasta no verlo en el frente, porque no sería la primera vez que asuma un compromiso que luego no cumple. Los ucranianos no son más importantes para Pedro Sánchez que los palestinos, los saharauis o cualquier otro pueblo del planeta incluido el español; lo que ocurre es que el numerito de la ayuda le puede centrar un poco su imagen política, pero yo no iría al frente ucraniano confiado en el armamento que proporcione Pedro Sánchez.    
Nos podrán preguntar la razón por la que una persona así goza de tantos incondicionales, pero la respuesta es obvia: el interés personal. Su vicepresidenta se puede hacer la ofendida y tener el pronto de romper la coalición pero seguidamente piensa: ¿dónde voy a ir que más valga? La expresión de la candidata que encabeza las europeas, lo dejó bien claro cuando Pedro representó el sainete "Pedro enamorado". Dijo literalmente: "Nos pueden llamar perros porque somos fieles y leales…" La pobre vio en globo su futuro cargo en Europa y le entró la angustia vital por su futuro. Su calidad humana no la impidió arrastrarse hasta la cualidad de "perro". Estos son los apoyos de Sánchez…