«Si el Casco abre la puerta a placas solares afectaría mucho»

M.G
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El gerente del Consorcio detalla las necesidades del Casco y las alternativas para mantenerlo vivo. La protección patrimonial, la sostenibilidad y distintos planes estratégicos parten como buenas herramientas para la salud del Casco

Jesús Corroto, gerente del Consorcio de la Ciudad de Toledo - Foto: Y. Lancha

Tres años lleva ya como gerente del Consorcio de la Ciudad de Toledo, tiempo suficiente para conocer a fondo la institución. ¿Qué cree que necesita el Casco Histórico?

Necesita una regeneración demográfica, fijación de población y que los jóvenes, que soy consciente de que les gusta vivir en el Casco porque así nos llega la información, sigan manteniendo la identidad de una ciudadanía que lucha por el Casco y tengan la oportunidad de vivir en viviendas accesibles, dignas y patrimonialmente respetadas para que el Casco siga siendo vivo.

Solemos ligar a la juventud con el Casco Histórico. ¿No nos olvidamos de otros sectores de edad que también pueden escoger vivir en la parte antigua de la ciudad?

Cuando hablo de jóvenes no pongo edad. Yo he cumplido los 50 y me considero joven. Las personas que siguen queriendo vivir en el Casco son jóvenes de espíritu y quieren seguir subiendo y bajando sus calles, tengan la edad que tengan.

El otro día viendo un documental de una plataforma hablaban de que las personas más longevas eran las que subían y bajaban escaleras todos los días, vivían en una montaña, no se hacían cómodos, tenían una salud física y mental y una comunidad. En este sentido, el Casco es ideal porque es como ir al gimnasio de forma gratuita. Para mí, los residentes en el Casco son personas que se sienten vivas, pasean, van a comprar, etc. Ahí está el objetivo para tener una ciudad viva.

Este año el presupuesto del Consorcio ha aumentado un 5% gracias a un mayor esfuerzo de las administraciones. ¿Se está abriendo la puerta para ir pidiendo más?

Llevamos dos años con más presupuesto y es un respaldo al esfuerzo que estamos haciendo, a las regeneraciones y al plan de vivienda joven, que este año ha sido un nuevo hito. El año pasado tuvimos 142 solicitudes de familias y este año 155. La demanda de personas que quieren seguir restaurando sus fachadas, ventanas y otros elementos patrimoniales sigue siendo un referente para Toledo. Es algo que no pasa en otras ciudades patrimonio y para mí es un reto mantener este nivel día a día. 

Por tanto, si las administraciones ven que hay esa demanda, que se necesita más dinero para que puedan vivir más familias en el Casco servirá de respaldo para poder solicitar esos aumentos el año que viene o el siguiente. Ahí tenemos el ejemplo del Salón Rico, un hito en más de 40 años de democracia y un referente. Si las cuatro administraciones no se hubieran puesto al frente de esta restauración no se hubiera acometido de manera tan global y conceptual.

En la anterior legislatura el Consorcio planteó un proyecto de rehabilitación de edificios sin uso para atraer población al Casco. Sin embargo, la EMV, que también participa, apunta que hay que afinar desde el punto de vista legal para que la iniciativa termine cuajando.

Se trata de un proyecto innovador según todos los foros en los que estamos. Sin embargo, hay que ser muy precisos porque un promotor puede llegar a un acuerdo privado con cualquier familia que no sepa qué hacer con su edificio y pueden venderse varias viviendas a quiénes estén interesados, pero una administración no puede vender así. Necesitamos tener unas bases reguladoras para que se apunte quien considere o tenga los requisitos y ahí está el escollo. 

Por tanto, el reparto y acceso a las viviendas tiene que ser muy democrático. Jurídicamente tenemos que hacer unas bases reguladoras coherentes con las subvenciones que estamos dando. 

Pero la iniciativa ya tiene propietarios candidatos para estos proyectos desde hace tiempo.

Sí. A la primera fase se presentaron siete familias con siete edificios para que se realizaran los proyectos. Algunas proponían quedarse con el 25 o el 50% del edificio, y el resto lo daban, entre otras propuestas. Según la puntuación de esas bases reguladoras tenemos dos proyectos, uno en Callejón de San Pedro y otro en Niños Hermosos. Ese proceso ha terminado en los dos, sacamos los concursos de arquitectura, se adjudicaron a dos estudios toledanos y tenemos los proyectos terminados y sabemos ya cuánto cuestan, el número de viviendas que salen y los metros cuadrados de cada una.

Sin embargo, falta que jurídicamente podamos encajar cómo sacar esas bases reguladoras para que la ciudadanía pueda tener la misma capacidad a la hora de pedir una vivienda y la subvención sea compatible con esta primera fase. No podemos intentar acelerarlo porque después podemos tener problemas y alguien puede decir que no hemos planteado una puntuación adecuada.

¿Qué papel tiene ahí la EMV?

Está colaborando para que jurídicamente podamos encajar un convenio donde ella pueda seleccionar a las personas interesadas y ayudar en la gestión económica y en cómo destinar la subvención. Por tanto, estamos intentando que no haya vacíos jurídicos que puedan dar problemas.

Alguna vez le hemos escuchado decir que el objetivo de este proyecto es rehabilitar una edificio al año. ¿Sería suficiente? ¿Se terminará cumpliendo?

Para el presidente de la institución, Carlos Velázquez, es fundamental que una vez que salgamos con todos los trámites administrativos cubiertos sea un edificio al año y estoy convencido de ello. También teníamos complicado el proyecto del Corral de Don Diego y al final se ha ejecutado en tres años.

Hablando del Corral de Don Diego. ¿Cómo marcha el proyecto de interpretación museística del espacio?

Queremos que en Trastamara, 9 haya una explicación de que era el Salón Rico, cuál era el espacio de los Diego García de Toledo durante siete generaciones, cómo se transformó el espacio, el ámbito arqueológico... Además, esta explicación se puede sumar a unas nuevas rutas de Patrimonio Desconocido que podríamos plantear a la ciudadanía de forma gratuita.

También hay que añadir que el Salón Rico será muchas cosas, sobre todo, un espacio de utilización de la ciudadanía, que se completa con la plaza, con ese ágora, un espacio de jardín y de encuentro. Ahí tenemos la colaboración de Mónica Luengo, una paisajista que nos está ayudando en ese tema. El otro día planteábamos como anécdota que se van a plantar alcaparras porque después de ese análisis medieval tiene que haber especies que hablen de Castilla-La Mancha y no tulipanes porque es necesaria una consonancia.

El Consorcio ha elaborado recientemente ' La Carta de Toledo' para el buen uso de distintos materiales y ahora el Ayuntamiento quiere actualizar el Plan Especial del Casco Histórico (PECHT). ¿Podrá ayudar esta guía del Consorcio a modernizar esta legislación?

Una de las conclusiones de esta carta es que Toledo ha tenido unas directrices que han ayudado. En Toledo no se ha picado como ocurre en otras Ciudades Patrimonio, que se pica y se llega a la piedra y toda la ciudad está en una piedra falsa porque falta la piel de los edificios. Siempre pongo el ejemplo del edificio de la calle de La Plata, con una fachada que se convierte en azul porque se descubrió esa pigmentación debajo de los balcones gracias a una subvención en especie del Consorcio. 

En este caso, no es el color exacto de la carta de color, son matices que hay que reconsiderar en el PECHT y habrá que decir que en esa sabiduría de estos años hemos descubierto más tonalidades de azules, que hay una pigmentación que puede variar dependiendo de la sombra... Todo eso hay que matizarlo porque antes no se sabía. Aun así la base está y somos unos privilegiados porque en Toledo tenemos barrocos como en las Capuchinas, azules, trampantojos, la combinación del gris azulado de las carpinterías, una amplia gama de colores preciosa que otras ciudades patrimoniales no tienen. 

En definitiva, tenemos que saber cuáles son nuestras raíces y aplicarlas de forma contemporánea, pero esa sabiduría es la que hay que implementar porque la base está. 

¿Qué otras líneas tiene que revisar y actualizar el PECHT, dado que el Consorcio es la institución que mejor conoce el Casco?

Antes no estaba la problemática de los edificios en desuso ni el desequilibrio entre población y turismo. Tengo consciencia de que desde el Ayuntamiento se está trabajando para cerrar ese equilibrio con una normativa por zonas y población. También habría que incidir en esos locales comerciales. Ya dije en una comisión de Patrimonio que mis primeros pantalones de marca me los compré en una calle del Casco y ahora es complicado. Está claro que estamos en una globalización que nos está arrasando, pero hay tendencia a reciclar, a equilibrar el consumo. El Casco, que debe ser un ejemplo de longevidad, tiene que serlo también de sostenibilidad. Ahora la Nueva Bahaus tiene que ser de la ciudadanía y en ese plan especial tienen que estar en el centro las personas, porque antes se hablaba más de patrimonio. 

En estos momentos, tenemos que buscar herramientas para que la ciudadanía siga siendo capaz y tenga motivación para vivir en el Casco, con lo que la sostenibilidad es fundamental. Ahora tenemos una intervención para plantar arbolado en la plaza del Seco, estructurado con unas plazas de aparcamiento y unas conexiones eléctricas para que pueda usarse en verano a pesar del calor. 

También es fundamental que la belleza de Toledo tenga armonía. Antes no se veía que los murciélagos, lechuzas y vencejos debían de estar en la ciudad, la perspectiva se centraba en condiciones patrimoniales. Ahora es mucho más humana.

La sostenibilidad es fundamental, pero el Casco ofrece dificultades. El debate sobre la instalación de placas fotovoltaicas está en la calle y los residentes y comerciantes quieren tener la oportunidad de instalarlas.

La semana pasada me marché como invitado por el Consorcio de Santiago a Mauritania para conocer qué está ocurriendo en las ciudades patrimonio en relación a este tema. Icomos, en una carta o en sugerencias de buenas prácticas sugiere que no se abra la puerta a las placas fotovoltaicas, porque la interpretación de la ley muchas veces es muy sutil. 

Si se abre la puerta a los materiales plásticos, no únicamente a las placas, se puede generar distorsión de la quinta fachada, es decir, de la parte de arriba y en el Casco Histórico afectaría mucho porque tenemos una de las mejores vistas del mundo. No me gusta nada imaginarme la vista desde el Valle llena de placas solares.

Por tanto, decir no y hacer una reflexión es lo positivo. También la EMV está trabajando en hacer pequeñas centrales generadoras en el entorno del Casco, es decir, Santa Bárbara y la zona de Toletum y esa energía que se genere puede desviarse al Casco. Aun así, desde el Consorcio estamos planteando iniciativas y hemos puesto unas lamas en el Salón Rico que esconden una sala de máquinas de aerotermia, un sistema que garantiza la reducción del consumo. 

También se habla de tejas y posiblemente dentro de cinco o diez años haya una tecnología integrada y tendrá una transmisión térmica lo suficientemente aceptable, una posibilidad para seguir teniendo Toledo como nos gusta verlo desde el Valle y no abrir la puerta a que todo el mundo ponga fotovoltaicas en sus tejados. Nadie quiere esa imagen. 

Antes se refería a la necesidad de respaldar los locales en el Casco y el Consorcio hace meses planteó un plan del pequeño comercio. ¿En qué punto se encuentra la iniciativa?

Este año hemos sacado, para que sea más factible optar a una ayuda, subvenciones en especie, donde el Consorcio ha recibido a dos personas que quieren que nosotros hagamos el proyecto y dirijamos la obra, y subvenciones ordinarias en las que destinamos dinero y los beneficiarios se organizan sus tiempos. 

Tiene que haber esa flexibilidad, pero sueño con volver a tener lo que en su día fue el Barrio de los Canónigos, que era un espacio de regeneración. Nunca me planteé que sería gerente del Consorcio cuando planteamos ese proyecto y trabajaba como arquitecto que vivía en la ciudad. 

Me gustaría hacer ese análisis y ver qué pasa con los comercios en desuso, crear un mapa y estudiar cómo llegar a acuerdos de cesión con los propietarios para que el Consorcio pueda restaurar esos locales comerciales, ponerlos a unos alquileres accesibles y llevarlos a una convocatoria pública para que los interesados no tengan una carga tan alta y tengan ese trampolín para estabilizar su negocio durante tres o cuatro años. Queremos llegar a acuerdos y hacer ese plan de acción en locales similar al de las viviendas.

Si hablamos de más planes, también le hemos escuchado que sería beneficioso plantear un plan estratégico de conventos que ayudaría al Consorcio en futuras intervenciones.

El año pasado tuvimos el congreso de conventos, codirigido por la Iglesia, la Universidad y el Consorcio, y de ahí una de las conclusiones fue la necesidad de que hubiera una entidad, y se ha hecho de la mano de Amigos de los Conventos de Toledo, que lleve a cabo acciones y labores de comunicación con las monjas y con las entidades. Hay muy buena comunicación entre ellos y en esa línea estratégica de conventos el Arzobispado está tomando nota de cómo utilizarlos para que sigan teniendo vida. 

Además, el Consorcio puede ayudar y este año destinará 220.000 euros para BIC y parte de la subvención irá a parar a conventos porque se han presentado a la convocatoria. Seguimos apoyando y la prueba la tenemos en el monasterio de San Clemente, donde el Consorcio está interviniendo de manera urgente en el comulgatorio debido a humedades. Seguiremos vigilantes para que el patrimonio de Toledo siga siendo protegido y mantenido, pero tenemos que ser imaginativos entre todos.

Izquierda Unida lleva mucho tiempo criticando y denunciando que el Consorcio destine ayudas o ejecute obras en bienes de la Iglesia y considera que esa no debería ser su labor. ¿Cómo se toma este asunto?

El año pasado fui seleccionado por la Unesco para representar a Toledo y a España como gestor de patrimonio y me di cuenta de la globalidad de la Unesco, sean conventos, mezquitas o templos budistas, por ejemplo. Nadie critica si tienen que tener ayudas desde el punto de vista patrimonial. Una parte de los valores excepcionales y universales que tiene Toledo son los conventos y tenemos que entender que la ciudad debe mantenerlos. 

Hay que entender la globalidad de la Unesco y por qué el Consorcio no puede mirar para otro lado. Hay que salir, ver el bosque y entender que en cualquier parte del mundo los valores excepcionales son de cualquiera de las religiones. Nosotros tenemos a la Iglesia Católica en parte de nuestra historia nos guste o no, seamos católicos, protestantes o agnósticos. Hay que ir más allá y apoyar los bienes patrimoniales, sean de la Iglesia o no, con subvenciones.

El Consorcio está detrás de poner inmuebles vacíos en desuso en el Casco y la Diputación, por ejemplo, dispone de varios de ellos, pero darles vida supone una inversión muy costosa. ¿Hay posibilidades de que el Consorcio colabore en esta línea?

Hemos tenido una reunión con la presidenta de la Diputación esta semana. Tenemos la suerte de tener  unas personas que vienen del Sepe del primer empleo, tres arquitectos,  un arqueólogo y diseñadores, en total once jóvenes que van a estar un año con nosotros y uno de los objetivos es analizar los edificios privados y públicos que están en desuso y estudiar cómo ponerlos en uso para la ciudadanía.

Tanto la Diputación como el Ayuntamiento y la Junta tienen edificios en desuso dentro del Casco y vamos a analizar todos, sacar planos, estados de conservación y posibles usos que vamos a sugerir, algo similar a lo que hacemos con los conventos, donde sugerimos alternativas para sus espacios en desuso.

El Perim de Tenerías es bastante polémico por los restos de los baños y está pendiente de la declaración de BIC. ¿El Consorcio no está interesado en restaurar y proteger estas tenerías tan abandonadas?

Después de la ley 40/2015 de las Administraciones Públicas, el Consorcio, que es Administración General del Estado y está adherido al Ministerio de Hacienda, no puede adquirir bienes. Lo hicimos al inicio del Consorcio con las Cuevas de Hércules, pero ahora es imposible. Pero sí puede darse un convenio de cuatro años prorrogable cuatro años más. Así que si hubiera interés y posibilidad se podría analizar, pero adquirir las tenerías no se puede. 

Desde hace dos o tres años se están dando a conocer  bastantes proyectos ligados al sector hotelero y turístico en la ciudad. ¿Hay un exceso o cumple con la armonía que se necesita Toledo?

Es un tema de equilibrio. Se está intentando ver sector por sector cuántas viviendas son de empadronados, apartamentos turísticos o establecimientos hoteleros. Habría que analizar otras ciudades y ver qué demanda es positiva y cuál supera los límites. Los apartamentos turísticos dan menos empleo en la ciudad, pero también hay que analizar, como se dijo desde el Ayuntamiento hace poco, si es necesario implantar una tasa turística para las personas que vienen en autobús, saturan la calle Ancha y vuelven sin prácticamente comerse un helado

Está claro que a Toledo le interesa que la gente pernocte en la ciudad porque deja otro turismo distinto, un mercado y un mayor consumo. Por tanto, hay que analizar que la industria turística en Toledo es fundamental, pero siempre respetando un equilibrio porque no puede ser que todo sean hoteles o apartamentos turísticos. Tenemos que convivir pensando siempre que la población es la prioritaria.