28 años de la jornada continuada en Toledo

Carlos Martín-Fuertes
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Los padres en cada colegio uno de los 16 colegios de la ciudad votaron si aceptaban la jornada escolar de 9 a 14 horas como período lectivo o se dejaba en sesión doble

28 años de la jornada continuada en Toledo - Foto: David Pérez

El martes 24 de septiembre se cumplieron 28 años de la consecución de la jornada escolar continuada en la ciudad de Toledo. En tal fecha, los 16 colegios públicos de la capital regional- el de Valparaíso aún no existía- se produjo la votación de los padres de familia en cada colegio para decidir si aceptaban la jornada escolar de 9 a 14 horas como período lectivo o se dejaba en sesión doble de mañana y tarde.

El resultado fue de manera abultada de si a la jornada continuada por una mayoría abismal. Desde el 94 por ciento del colegio 'Fábrica de Armas', de síes pasando por el 91 de 'La Candelaria'; el 89 del 'Garcilaso de la Vega', 84 del 'Alfonso VI', al 'Ángel del Alcázar' con el 67, el que menos. El colegio de Educación Especial 'Ciudad de Toledo' se quedó en el 45 por ciento, y no logró en principio pasar el corte de lo que se solicitaba. El total de síes de los 16 colegios fue del 80 por ciento. Hubo 3.826 votos emitidos; 3.440 síes; 324 noes y 36 en blanco. Este fue a grandes rasgos el resultado de la votación.

Dicha consulta se hizo gracias a una promesa electoral que hizo el PP, entonces en la oposición en el gobierno de la Nación, si ganaba las elecciones. Como ganó se procedió a la votación y con el resultado anunciado más arriba la ciudad de Toledo en cuanto a la enseñanza pública, comenzó a disfrutar de la jornada continuada a partir del curso 1996/97.

En los dos cursos anteriores y de siempre el único colegio público de la ciudad que disfrutaba de jornada continuada era el 'Fábrica de Armas'. Ello, por su singularidad, ya que muchos de los alumnos procedían de hijos de obreros de la fábrica y estos salían del trabajo a las 15 horas. Se facilitaba así la conciliación familiar.

En un momento determinado, y por la masificación de algunos comedores, hubo dos turnos y a veces insuficientes para abastecer la demanda. De manera que la Administración flexibilizó el horario de algunos colegios de la  parte de nueva de la ciudad. Con lo cual, los del Polígono se quejaron pidiendo café para todos. Se llegó a hacer manifestaciones y concentraciones semanales  que se prolongaron durante casi dos cursos con huelgas salvajes, huelga a la japonesa impuesta ocasionando numerosos conflictos internos entre los centros y el profesorado. Al 'Fábrica de Armas' también le quitaron la jornada que disfrutaba de toda la vida y al director, Julián Bermúdez Balboa, lo expedientaron y lo sancionaron con tres meses de suspensión de empleo y sueldo.

En medio de esta situación, la Delegación Provincial de Educación envió inspectores de Madrid para acogotar a los maestros. Algunos del colegio 'Alfonso VI' y 'Alberto Sánchez' fueron llamados a declarar sin mayores consecuencias. En fin, una situación desagradable que se desatascó con la implantación de la jornada continuada en la ciudad de Toledo. Amador Domingo Escribano, profesor de un IES en la ciudad, fue nombrado delegado provincial de Educación sustituyendo a Félix Torres que habían traído a propósito de Madrid. Lo cual ayudó bastante a apaciguar los ánimos y las heridas fueron cicatrizando. Después, y por el procedimiento de las votaciones de los padres, y con competencias educativas transferidas, se generalizó el modelo de jornada y hoy en toda Castilla-La Mancha, en la enseñanza pública, es una realidad. Así, de igual modo la tienen en varias regiones como Extremadura, Galicia, Andalucía, Canarias… en varias regiones del país.

Julián Bermúdez, director del colegio 'Fábrica de Armas' por aquél entonces, fue el cabeza de turco que utilizó el Ministerio de Educación para sofocar la rebelión. Al suspenderle de empleo y sueldo durante tres meses, muchos compañeros aportaron una cantidad de dinero para entregársela. Afortunadamente, el Ministerio reaccionó tarde, pero positivamente. A final, le reintegraron también en su función directiva. La propia Delegación de Educación, en el Paseo de Recaredo, organizó una especie de verbena, con churros y algunas atracciones infantiles. Es decir, la historia tuvo un desenlace feliz.

Un grupo de compañeros y amigos de Julián, dentro de un mes, sin fecha aún por determinar, le rendirán un sencillo y merecido homenaje reuniéndose con él y su familia para demostrarle su afecto, ya que fue para muchos un símbolo y un compañero al que sacrificaron.