Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Y, cuando se pierde la vergüenza… (2)

04/04/2025

El mundo se descompone. Pedro y su banda aprovechan esta ocasión que les viene que ni pintiparada. Como peces en el agua y además con ejemplos a esgrimir que, si no les superan en 'hazañas' al menos se les  van pareciendo. Pero el dúo que forman Pedro y su vicepresidenta es muy difícil de batir, tanto en moral (la que les falta) como en expresión corporal, vocal y gesticular.  
Esta semana les ha venido muy bien la noticia de la inhabilitación de Marine Lepen, aunque no haya logrado quitarles su protagonismo estelar. La vicepresidenta ha hecho una de esas 'faenas' a que nos tiene acostumbrados, colocándose en el centro del protagonismo, con genuflexiones mirando al jefe, contorsiones, estallando sus manos en aplausos y haciendo gala de su absoluta desvergüenza para  atraerse a sus hinchas. En lo que a discurso se refiere, su altura intelectual ha rayado a nivel de cloaca, que es por donde circula la inmundicia. Porque solo puede calificarse de esta forma la burda agresión, no al poder judicial, sino a los principios democráticos más elementales, como es la presunción de inocencia, principio básico en cualquier país decente. La desvergüenza se produce porque ella lo sabe perfectamente, pero con tal de agradar al jefe, cualquier excremento sobre principios básicos es pequeño.  
Lo de Pedro es Antológico. Un personaje al que se ha acusado de plagiar y de no ser el autor de su propia tesis doctoral, sin que se haya atrevido a sostener su decencia en los tribunales, que es donde se defiende, resulta que nos sale con proclamas de 'chiringuitos' donde se expiden títulos. Obviamente, inteligencia tiene muy poca, pero mentar la soga en casa del ahorcado siempre ha sido imprudente.
No contento con ello sigue acusando a las universidades privadas de expendedoras de títulos para ricos. Pues, conforme a su proclama, a un buen puñado de sus ministros les deben haber canjeado sus títulos en estos chiringuitos por veinte fundas de chocolate… 
Tengo la sensación de que los socialistas de la nomenclatura han enseñado tanto el plumero que ya engañan a muy pocos. Han mantenido una cuota de poder durante muchos años engañando, predicando lo que ellos no cumplían. Los cien años de honradez, terminaron en lupanares y visitando la cárcel. Obviamente no solo fueron ellos, pero ellos eran los que vociferaban con más fuerza una honradez que no existía. Ganaron elecciones amenazando a los pobres e ignorantes ancianos de hace unos años con que la derecha les quitaría las pensiones. La realidad es que solo un socialista, Zapatero, las bajó. Se han llenado la boca de predicar la enseñanza pública, pero la 'nomenclatura' educa  a sus hijos  en colegios privados y, si pueden, en el extranjero, generalmente en Estados Unidos, cuna del capitalismo que tanto aborrecen. Con la sanidad pasa  lo mismo: sanidad pública para sus votantes pero para ellos hospitales privados… y así van de mentira en embuste con tal de aprovecharse de las mieles del poder que es realmente su único objetivo.
La cizaña que han sembrado con su demagogia hace que en España abunde una mentalidad absurda y torpe de rechazo a lo privado, cuando gracias a ello se pueden sostener los servicios públicos. ¿No son un ahorro para la sanidad y la educación pública los hospitales  y colegios privados? Pues eso…