Las voces de la desolación

SPC-Agencias
-

Las redes sociales se convierten en testigos directos de personas desesperadas que piden auxilio en mitad del caos, mientras son muchos los que aportan su ayuda y solidaridad

Los servicios de Emergencia lograron salvar a muchos de los afectados. - Foto: Europa Press

La muerte y la tragedia en forma de DANA se cebó ayer con la Comunidad Valenciana, además de con otras localidades de Castilla-La Mancha y Andalucía tras el paso del mayor desastre natural de la Historia. Fueron cientos los testimonios de personas, amigos, familiares y víctimas que expresaron su desesperación y su sufrimiento, pero también su solidaridad en las redes sociales como consecuencia de la situación de supervivencia que estaban experimentando ante las lluvias torrenciales que cayeron en el sureste del país en las últimas horas. 

Hay un hombre muerto en mi casa. Necesito ayuda. Estoy con dos niños y dos personas mayores. Una de ellas sin movilidad"


Desde gritos de angustia a peticiones de ayuda en mitad de un paisaje desolado y caótico que parecía apocalíptico. Muchas de esas voces fueron contestadas y otras muchas eran simple enojo o desesperanza.

Hablé con su hijo la pasada noche, me contó que el agua le llegaba a la cintura y ya no me ha vuelto a contestar"


Uno de esos testimonios es el de una mujer en Benetússer, a escasos kilómetros de Valencia capital, junto a la circunvalación de la ciudad: «Hay un hombre muerto en mi casa. Necesito ayuda. Orba 10-19 de Benetússer. Estoy con dos niños y dos personas mayores. Una de ellas sin movilidad». Es el grito desesperado de una persona que refleja la angustia que se vive en muchos lugares; un clamor que acompaña con un vídeo en el que se muestra unas calles completamente arrasadas por el paso del agua.

No estáis solos, la ayuda va en camino, ánimo, mantened la calma"


Pero el hilo que se sucede a continuación rebosa palabras de ánimo y de solidaridad. «No estáis solos»; «la ayuda va en camino»; «ánimo, mantened la calma»; responden los ciudadanos, que hasta se ofrecen y piden el teléfono para poder hablar y trasladar verbalmente esos mensajes de apoyo mientras llega la ayuda.
Los «hilos» se suceden en las principales redes sociales, inundadas de escalofriantes imágenes de personas solicitando ayuda, de los servicios de emergencias rescatando a numerosas personas, de calles anegadas y vehículos amontonados y sepultados por el barro.

Se está oyendo a gente gritar dentro de los coches. Yo creo que hay alguien dentro"


Una madre de esta misma localidad relata que la última vez que habló con su hijo fue la pasada noche, «me contó que el agua le llegaba a la cintura y ya no me ha vuelto a contestar», narra entre lágrimas.

Pasamos de no caer ni una gota de agua a tener metro y medio metido en la cabina del camión"


El padre de otro de los desaparecidos trata también infructuosamente de contactar con su hijo, que en el momento de las fuertes lluvias se encontraba en Alfafar, donde también viven otra de sus hijas y sus dos nietos. «Estoy tratando de llamarle pero no hay comunicación con él, y no es posible tampoco ni con la Policía ni con el Ayuntamiento», aseguraba angustiado.

Soy Clara, amiga de Lourdes, que está desaparecida con su hija de tres meses. No sabemos si alguien la tiene en alguna finca. Si alguien está con ella, por favor que dé señales de vida"


En Masanasa (Valencia), en una residencia de ancianos, los mayores se concentran en un comedor completamente inundado; es una imagen que describe la magnitud de la tragedia provocada por esta DANA, pero también la cascada de apoyo entre vecinos, mientras se abren centros públicos y hoteles en varios pueblos para acoger a quienes no pueden permanecer en sus casas.

Me llamó subida al techo del coche y me pidió que cuidara de sus otros dos hijos. Iba a resistir todo lo que pudiera"


Otra imagen dramática es la que graba un vecino de Sediví desde un puente, en donde se ve a varios coches con las luces encendidas y rodeados de agua. «Se está oyendo a gente gritar. Yo creo que hay gente dentro», afirma el hombre. 
«Esto es una locura. Es lo que queda de la avenida», señala mientras recorre la calle para intentar socorrer al conductor.