El PSOE y Junts han dejado atrás las prisas por intentar que el debate de investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno fuera esta misma semana y ya apuntan a la siguiente, pero sin pausa alguna en la negociación del acuerdo que la permita.
El grueso de ese diálogo se sigue desarrollando en Bruselas, donde permanecen junto al expresident Carles Puigdemont varios miembros de la cúpula de su partido, y el secretario de organización socialista, Santos Cerdán.
Allí continúa el intercambio de documentos para consensuar los términos de la ley de amnistía, el principal escollo para el pacto, y allí van a seguir los contactos "sin descanso", según fuentes de la negociación, para que fructifiquen.
El PSOE pretendía que estuviera a punto para que el debate de investidura se hubiera celebrado esta semana, con tiempo para que Sánchez acudiera el próximo sábado, 11 de noviembre, a Málaga ya como presidente con plenas funciones al Congreso del Partido Socialista Europeo.
Sánchez mantiene su presencia en ese acto pero lo hará aún como presidente en funciones ante la demora en llegar al acuerdo.
Fuentes socialistas asumen ya que sus planes se trastocan y apuntan que existe "una alta probabilidad" de que la investidura sea la semana que viene.
Pero sí hay aún confianza en las filas socialistas de que Sánchez intervenga en el Congreso de Málaga con el anuncio hecho de que ambas partes han logrado el pacto.
Desde el PSOE ya se apelaba este martes a la paciencia y se restaba importancia a que la negociación se demorara algo. "Cinco días no son nada", se señalaba en fuentes de los negociadores, cuando, por ejemplo, en Alemania estuvieron meses negociando para formar gobierno.
Pero en este caso, el límite son menos de veinte días, porque si el 27 de noviembre no hay investidura, se convocarían automáticamente elecciones para el 14 de enero.
Nada ha trascendido sobre los avances que el PSOE asegura que está habiendo en las negociaciones.
Junts insiste en aumentar el perímetro de aplicación de la ley de amnistía para incluir a personas próximas a Puigdemont y no directamente vinculadas al procés pero que según este partido son víctima de persecución judicial.
Los negociadores reiteran que quieren cerrar una ley de amnistía "sin fisuras" para que pase el aval del Tribunal Constitucional.
La decisión del juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón de atribuir a Puigdemont un "rol de liderazgo" en el movimiento Tsunami Democràtic, que surgió en 2019 para protestar ante la sentencia del procés y que está investigando por terrorismo, ha motivado también que Junts extreme las precauciones para que la amnistía no quede en papel mojado.
Fuentes de Junts han insistido en que aún hay tiempo para alcanzar un acuerdo, pero no descartan que la negociación se alargue algunos días más.
Una posibilidad, señalan, es que los negociadores dejen pasar unos días antes de cerrar un acuerdo para que baje la tensión en las calles tras los incidentes de las últimas dos noches en Madrid ante la sede del PSOE.
Pero los socialistas desearían que esas movilizaciones no influyeran en la negociación y ésta estuviera concluida cuanto antes.
Sánchez ha despejado esta semana su agenda pública más allá de presidir el Consejo de Ministros para seguir al minuto el desarrollo de las conversaciones y el intercambio de documentos.
Sin embargo, este miércoles ha querido transmitir un mensaje de apoyo a los trabajadores de su partido trasladándose a la sede de Ferraz para reunirse con ellos y mostrarles su solidaridad al tiempo que su "indignación" ante la violencia.