La espada 'de los dragones', un arma de difícil combinación

Germán Dueñas
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Se trata de una espada con guarnición de cazoleta y un aro guardamano de hierro tripartito, que protege muy bien la mano que empuña el arma. En España hubo diferentes Regimientos de este tipo, como los Dragones de Numancia, Almansa o de la Reina

La espada ‘de los dragones’, un arma de difícil combinación

Los dragones son un tipo de tropas que, a pesar de utilizar caballos para combatir, tienen o pueden tener, una utilidad como tropas de infantería. Por lo tanto, están equipados con un fusil, más pequeño que el de la infantería, y unas armas blancas que les puedan permitir ser usadas tanto a caballo, como desmontados. En nuestro país hubo diferentes Regimientos de este tipo en el siglo XVIII, como los Dragones de Numancia, Almansa o de la Reina.

Esta dualidad provocó una difícil adecuación entorno a los tamaños, formas y materiales de las armas blancas que se debían de suministrar a los dragones. Empezando por decidir si utilizar sables (hoja curva), o espadas (hoja recta). Siendo este modelo, la espada de montar para tropa de dragones, uno de los primeros fabricados en la nueva Real Fábrica de Armas de Corte y Espadas de Toledo. 

Por lo tanto, se trata de una espada con guarnición de cazoleta y un aro guardamano de hierro tripartito, que protege muy bien la mano que empuña el arma. Además, está equipada por una anilla que nace la contra guarda de la cazoleta para mejorar la sujeción del arma. El puño es de madera con forma anatómica y está forrado de cuero.

La hoja es recta y ancha con dos filos corridos, un pequeño recazo, y con tres superficies o mesas, la central más ancha, hasta la punta que es muy aguzada. Estas hojas se realizaban con un alma o núcleo de hierro, que también conformaba el recazo y la espiga, y dos tejas o capas de acero sobre la base de hierro.

En la mesa central de ambas caras de la hoja presenta una serie de inscripciones que permite su correcta identificación. En un lado las letras F y D. Tº y la fecha de 1781. Que se interpreta de la siguiente forma. La primera letra hace referencia a la inicial del examinador que comprobó la calidad de la hoja.  La segunda es la inicial del tipo de unidad a la que está destinada: Dragones; seguido del diminutivo de la fábrica donde se realizó: Tº de Toledo; y finalmente el año de fabricación. 

Por la otra cara aparece lo siguiente: una R coronada y Cs III. El primer elemento hace referencia a la pertenencia a las armas del Rey, un arma realizada para el Rey en una fábrica militar, y el nombre del monarca bajo el que se ha fabricado, en este caso Carlos III.

El examinador, cuya marca debía aparecer en la hoja fabricada, como en este ejemplar, era el encargado de supervisa que el producto final cumplía con la calidad y características que la norma dictaba. Por lo tanto, comprobaba si era del peso y longitud establecida, o si tenía el temple, la flexibilidad y forma marcada. Por ejemplo, se curvaba sobre el canto de una mesa para ver si «quedaba algo atormentada» o ver si en los filos aparecían «algunas rayas» que denotarían defectos en el temple o en el acicalado de las hojas.

El conjunto se completaba con una vaina, en cuyo interior se transportaba la espada y que debía de ser fabricada con unas costillas de madera de haya, y forradas con cuero, piel de becerro o badana, cosido al interior. Después se disponía una pieza metálica, normalmente de latón, al inicio: brocal; y otra al final: contera. Estas permitían reforzar dos zonas delicadas ya que al introducir el arma podía cortar la vaina y mejoraba la labor de introducirla al apoyar el filo contra otro elemento metálico. Mientras que la contera protegía de los golpes que pudiera recibir el arma en esa parte en la que además se encontraba la afilada punta. Se utilizaba este sistema de vainas de cuero por ser más ligero y práctico que la vaina totalmente metálica, y sobre todo para evitar el constante golpeo contra el caballo al trotar o galopar.