La ciudad de Toledo viene sufriendo durante años los problemas de una ordenanza de carga y descarga que llena de vehículos de mercancías su Casco Histórico en las primeras horas de la mañana. Una situación que lleva al actual equipo de Gobierno a pensar en una modificación de esta regulación. Al no tener la fórmula exacta para abordarlo, los responsables de Movilidad se apoyarán en los empresarios toledanos para buscar la mejor solución al respecto.
Un movimiento que agradecen desde Fedeto, la patronal toledana. Su secretario general, Manuel Madruga, celebra que se cuente con ellos en un tema de «calado suficiente» para los empresarios, unos de los principales afectados por esta normativa. Sin embargo, al no contar aún con una propuesta exacta que valorar, desde la federación ofrecen una serie de matices para llegar a esa negociación «sin prejuicios» por ninguna de las partes.
En relación a las palabras del concejal de Movilidad, Ignacio Jiménez, en una entrevista a La Tribuna en las que valoraba la posibilidad de extrapolar el modelo de otras ciudades Patrimonio de la Humanidad al caso toledano, Madruga opina que «la orografía de Toledo es muy distinta a la de la mayoría de las ciudades, por lo que comparar el modelo de lugares llanos como Ávila con el de aquí serviría de poco». Asimismo, el secretario general de Fedeto señala que «si a eso le sumas una peatonalización mal planteada como la que existe en Toledo se va estrangulando la capacidad de acceso al Casco Histórico cada vez más».
Un conjunto de factores que para el representante de los empresarios generan «un caos» en la carga y descarga de la ciudad. Sin querer determinar que la problemática real esté en los horarios para prestar este servicio, Madruga sí que considera que la franja establecida actualmente -de 7 a 11 horas- es «excesivamente restrictiva», lo que dificulta aún más los repartos.
Pese a ese matiz, Madruga dice no saber si una ampliación de los horarios sería la solución a esta problemática, pero lo que sí conoce es que «desde que se implantó el sistema actual, el problema es muchísimo mayor», y lo vincula a que se han seguido modificando los accesos de Toledo sin renovar este sistema.
Sea como fuere, Manuel Madruga cree que la primera medida sería un análisis de las necesidades reales del barrio, lo que para él es fácil de saber «porque más o menos se ve el flujo de empresas que tienen que subir», y a partir de ahí tomar decisiones que perjudiquen lo menos posible a la ciudad, «con actitud dialogante y ánimo colaborador», apunta Madruga.