Recuerdan la figura del cardenal Marcelo González

EFE
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El obispo de Coria-Cáceres, Jesús Pulido, ha elaborado un escrito titulado 'Testimonio de gratitud' con motivo del XX aniversario de su muerte, que se cumple este domingo 25 de agosto

Recuerdan la figura del cardenal Marcelo González

El obispo de Coria-Cáceres, Jesús Pulido, ha recordado la figura del cardenal Marcelo González, que fue arzobispo de la sede primada de Toledo, en el 20 aniversario de su muerte que se cumple este domingo 25 de agosto.

Con motivo de esta efeméride, Pulido ha elaborado un escrito titulado 'Testimonio de gratitud', del que ha informado la Archidiócesis de Toledo, en el que ha destacado que el cardenal Marcelo como sacerdote y obispo contó con la Hermandad de los sacerdotes operarios diocesanos para la construcción de un seminario "nuevo y libre" en Toledo.

Pulido se ha remontado al año 1975 cuando con 10 años ingresó en el Seminario Menor 'Santo Tomás de Villanueva' de Toledo y ha señalado que al cardenal Marcelo lo veía en los actos oficiales y que "a pesar de la distancia reverencial que imponía, su sola presencia inspiraba siempre firmeza y seguridad".

Asimismo, ha indicado que se formaban corros en el seminario cuando el cardenal Marcelo les visitaba y que hacía entrevistas a los seminaristas menores que eran "afectuosas, cercanas y entrañable".

En este sentido, ha apuntado que "no se metía en cuestiones internas ni hacía preguntas comprometidas" sino que se interesaba por la familia.

También ha rememorado cuando le ordenó diácono el 18 de diciembre de 1988 en la Catedral de Toledo y que participó en su entierro en la capital de Castilla-La Mancha.

La historia del cardenal con la Hermandad. Además, el obispo de Coria-Cáceres ha destacado que la historia del cardenal Marcelo con la Hermandad de sacerdotes operarios diocesanos "venía de largo", ya que comenzó cuando, a sus 11 años, en septiembre de 1929 ingresó en el Seminario Menor de Valladolid, dirigido por los operarios, que "modelaron su carácter y cultivaron su incipiente vocación".

De hecho, cuando concluyó sus estudios teológicos en la Universidad de Comillas, el curso 1940-1941, Marcelo González se incorporó como profesor en el Seminario de Valladolid, donde vivió con los superiores, que eran los sacerdotes operarios diocesanos, y entabló una estrecha amistad que duró siempre.

A su llegada a Toledo en 1972, los operarios llevaban ya 75 años dirigiendo ambos seminarios, Mayor y Menor, y durante todo su Pontificado (1972-1995) el cardenal Marcelo siguió confiando en la Hermandad.

Según Pulido, en los archivos de la Hermandad y en la memoria de muchos operarios se conservan y se trasmiten de boca en boca "infinidad de anécdotas, sucesos, expresiones de afecto sincero, indicaciones y sugerencias", e incluso "algunos operarios parecían más de Toledo que de la Hermandad".