Muchos serán los deseos de año nuevo, pero estoy seguro de que todos los aficionados del CD Toledo ansían ver cumplido el sueño común de ver a su equipo lograr un ascenso que sirva para mirar más de cerca el fútbol profesional.
Un ascenso que sirva de motivación y premio a una afición y una ciudad que quiere revivir tiempos pasados e ilusionarse llevando la ciudad y su escudo por todo el país.
A pesar de todo el tiempo que queda, esta temporada el CD Toledo está demostrando desde el primer día un aprendizaje en muchas facetas en las que la temporada pasada no estuvo para nada acertado. Además de demostrar que día a día sigue aprendiendo sin miedo y con firmeza.
Se vislumbran destellos que me hacen pensar que, a pesar de la dificultad, que es muy grande, y más si no eres líder y asciendes directamente, este año el ascenso es posible.
Veo a un CD Toledo mejorado de verdad. Más equilibrado en sus líneas con las recientes incorporaciones. Más compensando por puestos donde los niveles de los futbolistas no difieren, si no que ayudan a mejorar. Un equipo más atrevido y ambicioso, algo de agradecer en esta Tercera División del miedo, donde parece primar más aprovechar el error del rival, que sacar partido a tus virtudes y cosas bien hechas.
Pero ahora, con todo esto, solo queda ver la capacidad que tiene el equipo de alargar en el tiempo estas sensaciones en lo deportivo, de llevar esos destellos a algo regular, equilibrado y creciente.
Esa es para mí la clave, la ambición por un objetivo, que no es el individual de cada jugador, y si el objetivo de un club que por muchos motivos lo merece. En el fútbol muy pocas veces se pueden celebrar cosas más allá de la victoria o el gol, pero a cinco meses de que pase, parece que este año puede ser el que el deseo de la afición verdiblanca se cumpla.