«Aprovechemos que tenemos el turno de palabra como si fuésesmos políticos por un día para poner el altavoz a todas las personas con discapacidad a las que en pleno siglo XXI no se trata de forma digna». Gregorio David Carranza, de la asociación Asprodiq, no pudo resumir mejor el sentido del pleno que año tras año organiza Marsodeto en las Cortes regionales y que ya va por sus bodas de plata. En otros plenos ordinarios, cuando se debaten cuestiones que tienen que ver con la discapacidad, son los diputados quienes salen a debatir como representantes de los ciudadanos, pero hoy las personas con discapacidad no han necesitado intermediarios y se han hecho oír. 

Pidieron cuidado con el lenguaje, como hizo Jonathan del Olmo, de Aidis, que reconoce que todavía hay gente que los llama minusválidos o discapacitados. «No somos especiales, pues todos somos únicos», recalcó, «no somos niños y niñas, somos personas adultas con discapacidad». 

Vanessa Blanco Otero, de Down Toledo, se emocionó cuando contó que ha vuelto a encontrar un trabajo. Tiene 42 años, y después de haber tenido que volver a casa de sus padres, ahora ha podido retomar una vida independiente en una vivienda con apoyos. «Puedo tener mi dinerito, para poder ahorrar, para poder ir de viaje con mis amigos, ahora que se acercan las fiestas navideñas, poder ir de cena con mis compañeros y comprar algún regalito», explicó. 

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Como el pleno de Marsodeto cumplía 25 años llenaron una cápsula del tiempo con la idea de reabrirla dentro de 25 años. La consejera de Bienestar Social metió la Ley de Atención Temprana y avanza que ahora la Junta quiere ser también pionera con la reforma de la de Accesibilidad. El presidente de la Cortes, Pablo Bellido, metió el Estatuto en lectura fácil. «Somos el parlamento autonómico que más leyes tienen traducidas», destacó.