No vi, ni mucho menos, toda la celebración del triunfo de la selección de fútbol, pero en los pasajes que he contemplado. se ve claramente la poca efusividad de la inmensa mayoría de los jugadores con Pedro Sánchez. No fue uno solo, no. La diferencia con la recepción de Zarzuela fue abismal. Las razones son obvias. y no entiendo cómo todavía hay socialistas que se niegan a entenderlo. ¿Desde cuándo no puede salir Pedro Sánchez ni a la puerta de la Moncloa sin que lo abucheen? ¿Desde cuándo, para organizar un acto en el que él vaya a intervenir, tienen que buscar a los más acérrimos y aun así, muchas veces, no consiguen evitar los pitos?
Es obvio que Pedro Sánchez no despierta ninguna simpatía en la mayoría de la población. Y gracias a Dios que es así, porque con el currículum que le acompaña, era para poner a los españoles en su conjunto en tratamiento psiquiátrico. Yo les pediría a estos que se ofenden por esas expresiones de repulsa al susodicho, que un día cualquiera juntaran al mencionado Pedro Sánchez, al ínclito Álvaro García Ortiz y a Cándido Conde Pumpido y los llevaran de plaza en plaza para que explicaran sus actuaciones. La división de opiniones de la población iba a ser unánime (al estilo que explicaba el torero).
Y, si es obvio que estos personajes recopilan el rechazo de la mayoría de la población ¿qué hacen gobernando a un pueblo que no les aprueba? Y no me cuenten la milonga de que es el resultado de las urnas, porque eso es sencillamente falso. ¿Acaso Pedro Sánchez dijo a la población que iba a gobernar a toda costa, aunque tuviera que trocear España en mil pedazos? ¿Acaso dijo Pedro Sánchez que tan pronto como gobernara iba a colonizar el Tribunal Constitucional para santificar los atracos de los ERES? ¿Acaso dijo Pedro Sánchez que iba a usar la Moncloa para conseguir que su mujer tuviera una carrera profesional que no ha logrado por méritos propios? Y así podríamos escribir sin parar, hasta formar un tomo con más páginas que los Episodios Nacionales, en las cuarenta y seis novelas que forman la insigne obra de don Benito Pérez Galdós.
¿Y mentir, ocultar, tergiversar… sí es demócrata, y expresar abiertamente una opinión no? Yo tenía entendido que es justamente al revés, que en una democracia se puede expresar libremente la opinión de cada uno, pero no se puede engañar a los ciudadanos. Los socialistas tienen el tristísimo honor de estar haciendo retroceder las libertades muchos años. En todos los años que llevamos desde que aprobamos la Constitución, nunca había visto una forma tan torticera de gobernar, de agarrarse al poder a cualquier precio, de ocupar las instituciones, incluso esas en las que debe existir un mínimo de imparcialidad en las personas que las encarnan, con tanto descaro, que ya ni siquiera se molestan en disimilar. El fiscal general no tiene un pase como no lo tiene la mitad del Constitucional, ni la abogacía del estado, ni nada en lo que hayan logrado poner ya sus muy sucias manos, que ya están en la mayoría de las instituciones. ¿Y quieren que la gente los reciba con efusión y alborozo? Gracias que la capacidad de olvido es realmente asombrosa, de otra forma no podrán volver a pisar la calle…