Gareth Southgate no ha disfrutado de un camino apacible en la Eurocopa. Criticado por el siempre complicado entorno de Inglaterra, ha rozado la lona en varias ocasiones y ha sobrevivido con sus luces y sombras hasta alcanzar una cima en la que pocos confiaban: la final que disputará ante España mañana en Berlín.
Ahora, el técnico tendrá la oportunidad de romper un maleficio que dura casi 58 años. Desde que los 'pross' ganaron el Mundial de 1966, han fallado en 29 campeonatos. Solo un entrenador, Alf Ramsey, consiguió un trofeo. Lo intentaron sin éxito muchos otros y ahora Southgate podría emularle pese a tener más errores que aciertos en este torneo:
Inoportuno
Antes del inicio de la Eurocopa, lanzó al mundo unas declaraciones poco beneficiosas para la tranquilidad de la concentración. «Si no ganamos, probablemente ya no estaré aquí», señaló para ponerse el listón muy alto y una presión innecesaria hacia sus jugadores. En diciembre, el británico cumplirá ocho años al frente de la selección. Primero, sustituyó de forma interina a Allardyce, pero después de cuatro partidos convenció a la Federación, que lo confirmó en un cargo que teóricamente dejará si no gana a España.
Experimento
En la pasada edición, Inglaterra llegó hasta la final con una pareja de mediocentros muy reconocible: Declan Rice y Kalvin Phillips. De la ecuación se cayó el segundo. Southgate no le convocó y para su puesta en escena ante Serbia apostó por colocar junto a Rice a Alexander-Arnold cuando tenía a otros tres mediocentros puros en el banquillo: Conor Gallagher, Adam Wharton (20 años) y Kobbie Mainoo (19).
«Sabemos que Alexander-Arnold es un experimento. No tenemos un reemplazo natural para Phillips», lamentaba mientras el ex del City estaba en casa.
El lesionado
Otra de las decisiones controvertidas del seleccionador fue incluir en la lista final a Luke Shaw, lesionado desde febrero, mes en el que disputó sus últimos minutos con el United. Un problema en el tendón de la corva le traía por la calle de la amargura, pero su entrenador confiaba ciegamente en él y se la jugó con él como único lateral izquierdo puro y no apareció hasta el duelo de cuartos.
El gran acierto
Si Southgate puede presumir de haber acertado con algo, es con su decisión de apostar por Mainoo en la 'sala de máquinas'. En octavos, el mediocentro se hizo con un hueco en el once. No lo soltó nunca, porque se afianzó a base de dar el equilibrio que necesitaba su equipo.
Resiliencia
El técnico de Inglaterra tiene un aguante superlativo. Aunque a veces merecidas, las críticas que ha recibido podrían haber desquiciado a cualquiera. Sin embargo, Southgate salió adelante, ignorando a la masa de aficionados y medios que pedían a su selección una mejora considerable después de sus primeros tres partidos.
Sin embargo, a base de resultados fue silenciando, con ayuda de sus jugadores, a todo aquel que lanzaba sus análisis al aire. Kane fue uno de los que salió a dar la cara por su entrenador. Su resiliencia queda avalada con sus resultados. Indiscutibles.