En pleno crecimiento, remontada a remontada, aislado del ruido y la presión que lo atenazó al principio del torneo, el primer tiempo de Inglaterra contra Países Bajos reconfortó al conjunto de Gareth Southgate en la misma medida que advierte a España para la final de la Eurocopa de mañana en el estadio Olímpico de Berlín, dentro de una evolución que ha relanzado a los 'pross'.
Inglaterra manejó el 60 por ciento de la posesión, atacó 45 veces por las 29 de la 'Oranje', dio 598 pases y propuso nueve remates, cuatro de ellos entre los tres palos, para dos goles, aunque en la primera parte dispuso de ocasiones más que suficientes para más, cuando de verdad jugó para ganar. Ahí fue cuando conectaron por primera vez realmente en este torneo Bukayo Saka, Phil Foden y Harry Kane, con Jude Bellingham de forma más esporádica. Fue el mejor momento de la competición del equipo británico.
Viven los 'Three Lions', finalistas por segunda edición consecutiva, entre el conformismo, la contemplación y la precaución con la que sienten cada instante cuando empatan o ganan en el marcador frente a la ambición, la liberación y el fútbol que sí demuestran cuando van por detrás en el electrónico, cuando ya no les queda otra que atacar, combinar, ser verticales e ir hacia adelante.
Herida, Inglaterra es mucho más peligrosa. Lo ha demostrado en cada confrontación donde se ha visto en desventaja en este campeonato, cuando se ha sentido casi fuera o incluso fuera. No jugó bien contra Serbia, por delante desde el principio, con el testarazo de Jude Bellingham; ni contra Dinamarca, que la apretó hasta el final (1-1), pero a la que también se adelantó; ni contra Eslovenia, con la que se conformó con un 0-0. Contra Eslovaquia estuvo contra las cuerdas y frente a Suiza más de lo mismo.
«Los jugadores se concentraron en los resultados y encontraron la manera de ganar. Creo que eso cambió cuando llegamos a las eliminatorias y, desde luego, en cuartos de final. Ahora estamos en el momento de qué es posible, no de qué puede salir mal. Los jugadores han respondido de forma brillante. Y se han estrechado lazos», expuso Southgate.
«Los jugadores se tomaron un par de cervezas antes del último partido, pero cuando tienes que golpear el balón fuera de tu área en el minuto 92 o marcar un gol en el 100 no hay nada más fuerte que eso para construir el espíritu de un equipo», expresó el técnico, remontada a remontada, hasta la final, con tres tantos más allá del minuto 90. Unida. Y convencida.