¿Cómo es eso de enfrentarse solo al público, después de 40 años en compañía?
En principio era una experiencia un poco arriesgada, no hay que ocultarlo porque cuando uno procede de un éxito continuado con un grupo en algo determinado, que es el teatro gestual, y emprende una aventura en solitario con un espectáculo en el que no voy a parar de hablar, pues... es un reto, porque el público siempre te etiqueta y cuesta un poco ese cambio de registro. Y lo he superado, lo he superado con creces, es un espectáculo que está teniendo un éxito increíble, está funcionando y ahora es una experiencia de la que estoy disfrutando mucho y con la que he sufrido al principio. Trabajar solo es algo que no había experimentado nunca pero lo estoy disfrutando.
«El gesto te limita aunque en Tricicle sacábamos petróleo" - Foto: Cedida¿Impone el escenario vacío?
Sí, porque cuando estás en compañía de otros actores te sientes más cubierto. Cuando estás solo defendiendo el espectáculo durante casi hora y media... pero una vez que le pierdes el respeto a eso porque obtienes el resultado continuo de la risa del público durante todo el espectáculo, la cosa cambia. La gente se ríe entre cuatro y cinco veces por minuto, no para de reír. Eso te da una seguridad y una tranquilidad enorme.
¿Cómo surge esta idea, qué le dijeron sus compañeros?
Ellos vieron el espectáculo, les gustó mucho. Este es una especie de homenaje a Tricicle, les nombro mucho, son situaciones que hemos vivido juntos, de algún modo es una manera de que Tricicle permanezca aunque haga ya cuatro años que lo dejamos. Pero les encantó.
Tenía ganas de hablar... al parecer lo hace por los codos.
Sí, sí, (risas). En mis orígenes, cuando era estudiante de Arte Dramático aquí en Barcelona, estudiaba teatro de texto. Pero luego se cruzó en mi vida esa oportunidad de trabajar el gesto, que también me sedujo desde el primer momento y con Joan y con Paco creamos esa maravillosa aventura que se llamó Tricicle y con el que hemos tenido tantísimo éxito.
No he de negar que en algún momento, pero sin plantearme de que algún día pudiera ser, pensaba un poquito en el texto, utilizar la palabra en un escenario estaría bien. Y ahora, mira por donde, hablo sin parar.
¿Qué diferencia, además de las evidentes, hay entre el humor gestual y el de palabra?
La apalabra siempre te da muchas más posibilidades, el gesto siempre te limita aunque nosotros sacábamos petróleo del gesto. La palabra al fin y al cabo es la madre de todo en el teatro. He de decir que en mi espectáculo el gesto también está muy presente, porque no es solamente lo que cuento, que son anécdotas muy locas y divertidas, todas reales, por cierto, sino sobre todo cómo lo cuento y en ese cómo lo cuento, se ve y se descubre mucho a Tricicle, porque lo llevo en el ADN. Es la unión de esas dos cosas, lo que se cuenta y cómo, donde radica el éxito de 'Por fin solo'.
Entonces no es el típico monólogo sentado en el taburete...
No, mi procedencia es teatral y por tanto el espectáculo no es el típico monólogo. Es un espectáculo pensado desde un punto de vista teatral, y aunque técnicamente es un monólogo, porque estoy yo solo, se diferencia mucho de los monólogos que conocemos.
Habla de Tricicle, 40 años de carrera... es todo real?
Absolutamente real. Hago un repaso general de muchas cosas, de cuando iniciamos el proyecto, porque combino anécdotas personales con algunas vividas con Tricicle, porque Tricicle ha ocupado 40 años de mi vida, no puedo separarlo. Pero cuento muchas cosas, me remonto al inicio de cuando mis padres habían depositado sus ilusiones en que su hijo, que estudiaba Derecho, fuera un gran abogado, y un buen día les digo que quiere ser actor cómico... y me vinieron a ver por primera vez en una especie de Cabaret donde solo vinieron ellos. Venían a vernos cuatro gatos. Historias muy del inicio que creo que le gustan mucho al público.
Como decía el escritor Josep Pla, de la historia lo que más le interesaba a él eran las anécdotas, porque nos encantan las anécdotas y más si conoces al protagonista.
Cuénteme alguna...
No (risas). No lo hago porque no tiene nada que ver contada en una entrevista o cómo lo hago en el escenario, no le haría justicia a la historia. Pero dejo titulares sobre cómo nos chuparon la oreja en Japón, o cuando yo durante muchos años tuve pánico a volar y protagonicé algunos momentos estelares en los aviones.
Se ríe de usted mismo, eso no sabe hacerlo todo el mundo y es muy terapéutico.
Creo que cualquier humorista es fundamental que se sepa reír de sí mismo. Como decía un profesor mío cuando estudiaba Arte Dramático, para reírse de los demás es fundamental, primero, saber reírse de sí mismo. Es una técnica que utilizamos muchos humoristas, vamos a reírnos de nosotros o de mí para luego poder reírme de los demás. En cierto modo, el espectáculo es una manera de desnudarse, porque pones frente al público tus propias debilidades y de ellas haces humor, mi miedo a volar o a veces hablo del físico... todo esto empatiza mucho con el público, porque si te desnudas ya te puedes permitir muchas cosas y te las permiten.
El humor es más que necesario, más en estos tiempos que corren llenos de tragedias y malas noticias.
El humor es fundamental. De hecho en Tricicle, hicimos un espectáculo que se llamaba Garrick sobre los beneficios de la risa, del humor en el ser humano. Siempre digo que mira si a las personas nos parece necesario reír, que pudiéndolo hacer gratuitamente, la gente paga y va a un lugar para que le hagan reír, un espectáculo cómico, ver un humorista... porque es fundamental para el ser humano, en momentos tan trágicos como los que estamos viviendo ahora, cuesta más porque el humor desaparece cuando hay una tragedia, pero aún así es vital no parar de reír y seguir adelante con esto.
Tricicle es garantía de éxito pero también está José Corbacho, que codirige junto a usted el espectáculo. ¿Qué es lo que aporta él a 'Por fin solo'?
A pesar de que yo ya tenía la idea en la cabeza de lo que quería contar, era fundamental que alguien desde fuera, cuando ensayas, tenga la perspectiva de ver el espectáculo y tiene que ser alguien con el que conectes en el humor, que tenga un criterio determinado. José y yo hace muchos años que nos conocemos y pensé que era una persona adecuadísima para esto. Fue todo un acierto, porque me sugirió muchas cosas, me dio muy buenas ideas y además nos entendimos. Es una persona muy fácil de trato.