Luis Tristán fue el mejor seguidor de El Greco pero también estuvo influido por el naturalismo tenebrista que aprendió en Italia. Este año 2024 el Museo del Greco va a conmemorar el cuarto centenario de su muerte con una exposición del que fue el gran pintor de la escuela toledana del primer tercio del siglo XVII.
El Museo del Greco, en Toledo, es el que más obra de Luis Tristán tiene expuesta, como han explicado su directora, Rosa Becerril, y la conservadora Carolina Tobella, que será la comisaria de la exposición que se está organizando para el segundo semestre del año, coincidiendo con la muerte del pintor (7 de diciembre de 1624).
«Es uno de los grandes protagonistas de la escuela toledana. La sombra del Greco siguió durante aquel principio del siglo porque fue una personalidad artística muy fuerte, pero no podemos obviar al que ha sido considerado como el más importante y mejor de sus seguidores», señala la comisaria.
La conservadora Carolina Tobella será la comisaria de la muestra que el Museo del Greco prepara sobre Luis Tristán. - Foto: Ismael Herrero (EFE)Murió antes de cumplir 40 años y, pese a ello, fue el artista más destacado de la escuela toledana de principios del XVII, un momento brillante en el que coincidieron en la ciudad figuras como Juan Sánchez Cotán, Juan Bautista de Espinosa o Pedro Orrente, entre otros, que generaron «un círculo artístico, un ambiente pictórico, de mucha personalidad», subraya Tobella.
Luis Tristán había entrado joven como aprendiz en el taller del Greco, de quien aprendió elementos tan característicos y singulares como el alargamiento de las figuras, muy manierista, la minuciosidad en los retratos, el tratamiento de los paños o la delicadeza gestual de las manos.
Pero también se formó en Italia, donde estuvo en contacto con José de Ribera y se nutrió del intenso legado caravaggista con su desarrollo de la luz, el tratamiento del claroscuro, el tenebrismo o el naturalismo.
Todo esto lo conjugó en una obra principalmente devocional en la que introdujo una temática plenamente barroca, la naturaleza muerta, el bodegón, que en sus cuadros se ve en los objetos y animales que acompañan a las figuras, entre ellos libros y atributos de los santos.
Cuando Luis Tristán regresó a Toledo después de estar en Italia aún vivía el Greco pero cuando el maestro murió en 1614 su taller pasó a ser el más prestigioso de la ciudad.
Algunos cuadros de Luis Tristán muestran características del Greco que seguirán en toda su producción pero ya vinculadas al estilo barroco. Se aprecian estos rasgos, por ejemplo, en el San Matías del Museo del Greco, que fue el último Tristán adquirido por este Museo (en 1915) y que muestra al santo con una alabarda y un libro.
Otro aspecto que destaca de su obra, y que aprendió del Greco, es cómo trabaja cada uno de los personajes que aparece en sus cuadros, de forma que configura «auténtica galería de retratos», precisa Carolina Tobella, quien añade que «en general en todos sus cuadros se ve una individualización del personaje» y una «retórica gestual muy interesante».
«El Greco no deja de ser un retratista excepcional, y esto lo adquiere Tristán y se ve en su obra», afirma la conservadora señalando los rostros de cada uno de los personajes que aparecen en el lienzo 'Virgen de la Misericordia'.
SU OBRA MAESTRA EN YEPES. Hay pinturas de Luis Tristán en distintos museos, desde el Louvre de París hasta el Museo del Prado, y también en el Museo de Santa Cruz y en el convento de Santa Clara, ambos en Toledo, aunque el mayor número de obra expuesta está en el Museo del Greco.
La comisaria de la exposición subraya que, no obstante, la «obra maestra» del pintor está en Yepes, una localidad situada a 40 kilómetros de Toledo que posee un rico patrimonio monumental: de hecho, es conocida como 'Toledillo' por su riqueza histórico-artística, su urbanismo y la convivencia de las tres culturas en época medieval.
La joya de Yepes es la Colegiata de San Benito Abad y en su retablo mayor está la obra que Luis Tristán ejecutó en 1616: seis magníficos lienzos de gran tamaño sobre la vida de Cristo (La adoración de los pastores, La epifanía, La flagelación, El camino del Calvario, La resurrección y La ascensión) y otros de pequeño tamaño con imágenes de santos.
En el retablo de Yepes se ven las múltiples influencias que tuvo el autor y también la personalidad con la que abordó sus trabajos.
La exposición en la que está trabajando el Museo del Greco pretende no solo exponer obra suya sino ponerla en relación con otros artistas que le influyeron, e irá acompañada de otras actividades complementarias.
«Estamos tramitando los préstamos, algunas instituciones ya han contestado», ha señalado la directora del Museo, quien ha recalcado que la exposición será «muy importante» para el Museo ya que después del Greco es el pintor más presente en sus colecciones.
ARCHIVO PROVINCIAL. El Archivo Histórico Provincial de Toledo guarda varios documentos relacionados con Luis Tristán, que era hijo de Domingo Rodríguez Tristán, artesano y mercader, y de Ana de Escamilla, con quien estuvo muy unido y cuyo apellido utilizó en ocasiones.
Se casó en 1614 con Catalina de la Higuera; en 1619 contrató a su primer discípulo conocido, Pedro de Camprobín, y tres años después aceptó a otro, Bartolomé García.
Cuando Luis Tristán entró en el taller del Greco como aprendiz entabló amistad con Jorge Manuel Theotocópuli, hijo del cretense, que tenía unos años más.
Esa amistad continuó toda su vida y, de hecho, Jorge Manuel ejerció como testigo en el testamento de su amigo, fechado el 6 de diciembre de 1624, un día antes de su muerte.
En diez años, Jorge Manuel fue testamentario de los dos pintores más destacados de Toledo en el momento, su padre en marzo de 1614 y su amigo Luis Tristán en diciembre de 1624.