Me encanta el concepto de entender que dentro de un partido de fútbol se dan muchos minipartidos, pero hoy no voy a comentar la necesidad de estar preparados para todos ellos. Hoy me quiero fijar y repasar que, en la eliminatoria contra el CD Quintanar del Rey, el CD Toledo fue capaz de repetir, a lo largo de los dos partidos, muchos de los momentos por los que también ha pasado durante esta temporada.
El partido de ida, para mí fue el reflejo de la parte más irregular de la temporada, con pequeños momentos de clarividencia, sí, pero sin ser capaces de demostrar el verdadero nivel del equipo, y sin someter a un rival que se sintió poderoso y capaz de eliminar a cualquiera, por intensidad, por juego y por una afición y un campo que presiona sin límites.
En el partido de vuelta, la película fue otra, o mejor dicho, vimos varias películas. El comienzo del CD Toledo tengo que decir que puede ser lo mejor que le he visto hasta el momento está temporada. Intensidad, actitud competitiva, ideas claras, buena lectura de cómo hacer daño aprovechando sus virtudes y las debilidades del rivales, con un juego de cerca para después llevar lejos y explotar superioridades por fuera de 2x1, especialmente, por el lado derecho, donde sufría mucho el Quintanar. El premio de todo esto fue el gol.
Pero esto era una final, y el Quintanar supo esperar su momento con sus armas listas y la velocidad de Chabo es ristre para, como vimos, en un contragolpe, sacar un penalti, empatar el partido y adelantarse en la eliminatoria. Golpe psicológico, al borde del descanso, que exigía recordar al CD Toledo que el fútbol son instantes y que por muy superior que te veas, el fútbol tiene estas cosas y no vale dejar de darlo todo.
Y el equipo se dio buena cuenta de esto y volvió a por el partido, con la gasolina bajando, pero con una afición que supo empujar y contrarrestar esto, como si de un motor auxiliar se tratase, consiguiendo así volver a adelantarse el un gol que valía una eliminatoria.
Pero no acaba aquí la historia, porque con cambios tardíos, pero que ,aunque funcionaron, se dejaron llevar por la dinámica, el CD Toledo se fue metiendo hacia atrás, dando alas al rival y sufriendo más de la cuenta. Sufrimiento que tuvo su premio, pero que te tiene que llevar a reflexionar y aprender para lo que se viene. Porque se viene un partidazo de primer nivel, en un campo de primera división, pero sobre todo, con una afición desplazada de primera e ilusionantemente enamorada del resurgir de su club, y que gracias a esa caravana de trece autobuses, que será una locura inolvidable, llevará el gen del Salto del Caballo a tierras urcitanas con las voces de los que no pueden asistir.
Y, para terminar, ahora que el Toledo ha sido capaz de reflejar sus situaciones y momentos de la temporada en la pasada eliminatoria, ¡por qué no va a ser capaz de sacar la mejor versión de las últimas jornadas de éxito que le llevaron a donde está! ¡Los jugadores grandes quieren partidos grandes!