La catástrofe del este español nos ha sobrecogido a todos, ha dejado una buena parte de España sumida en el dolor y la tragedia y muchas preguntas por responder. Ahora viene el balance, la evaluación de los enormes daños, la recuperación de las personas desaparecidas, de las viviendas destrozadas. Volver a la vida normal poco a poco, aunque pare muchas familias la normalidad no existirá ya nunca o tardará mucho en recuperarse. Ahora lo que importa es buscar soluciones, dar consuelo, ayudar a los que lo han perdido todo, hacer que recuperen la esperanza, demostrar la solidaridad.
¿Serán capaces nuestros políticos, del partido que sean, del color que sean, de la ideología que sean, de aparcar durante un tiempo sus diferencias y trabajar unidos, de la mano, para dar una respuesta rápida y eficaz a los problemas de esos millones de compatriotas? ¿Podrán trabajar juntos buscando consensos y con absoluta transparencia un Gobierno como el de Comunidad Valenciana, popular, y el Gobierno central, socialista, en pro de lo mejor para todos los damnificados? ¿Serán solidarias de verdad todas las comunidades autónomas, las gobierne quien las gobierne, se sientan o no parte de España, en la ayuda a los ciudadanos que lo han perdido todo, a los empresarios que se han quedado sin nada, a las personas que se van a quedar sin empleo, a los que vivirán ahora en una pobreza aún más extrema? ¿Llegarán las ayudas de forma urgente y suficiente o como en los casos del terremoto de Lorca, de la Isla de La Palma, del Mar Menor verán como pasa el tiempo, se distancian las visitas de los políticos que van a hacerse una foto, y las promesas y las se quedan en promesas incumplidas y en ayudas que no llegan? Yo pediría menos fotos de políticos en las zonas de la catástrofe y más hechos. ¿Seremos capaces, una vez que pasen los primeros momentos, de analizar no sólo por qué pasan estas catástrofes -en muchas ocasiones por no respetar las reglas que marca la naturaleza- sino qué podemos hacer para evitarlas en la medida de lo posible?
Tenemos un antecedente que juega en contra: seguimos hablando de la corrupción durante la pandemia, pero todavía no hay un análisis oficial de cómo se actuó, que se hizo bien y qué se hizo mal y, sobre todo, qué medidas deberíamos tomar para estar preparados para otra en el futuro. Otra promesa incumplida tal vez para esconder acciones dolosas.
¿Serán capaces los partidos de aparcar sus diferencias políticas, parar lo que no es urgente, bloquear los intentos de controlar todas las instituciones, dejar actuar a la justicia y ocuparse de los problemas urgentes y reales? Lo que pasó este miércoles en el Congreso indica que va a ser muy difícil. Suspender el Pleno "por solidaridad" y, a continuación, mantener la votación para poner en marcha la ocupación partidista de RTVE, es una vergüenza y pura hipocresía. ¿Hablaremos en nuestros centros educativos de esta catástrofe, explicando a los más jóvenes que también ellos pueden, deben ser solidarios con sus compañeros damnificados? No queremos, no debemos no podemos hacer que pase lo que pasa casi siempre: los intereses políticos priman sobre los de los ciudadanos; el marketing sobre la verdad; la imagen personal sobre el dolor de muchos. El olvido, después de los primeros días, es inmenso. "Unirse es el comienzo; estar juntos es el progreso; trabajar juntos es el éxito" decía Henry Ford. ¿Seremos capaces de trabajar juntos para paliar los inmensos daños de esta tragedia?