La fiscal Marta Vargas encaró ayer a las 11:03 de la mañana la exposición de las conclusiones del juicio contra José del Carmen Reyna, autor confeso de la muerte de Teodora Ichaccaya, madre de sus tres hijos. Los nueve integrantes del jurado sopesarán hoy el veredicto con la petición de prisión permanente revisable mantenida por el ministerio público.
José del Carmen abandonó esposado la sala de la Audiencia Provincial para regresar a prisión, donde ingresó desde la aparición del cadáver bajo su vehículo en un camino apartado de Almonacid de Toledo. Se quedó callado en el turno de última palabra.
Minutos antes, la fiscal había confirmado la acusación de asesinato con alevosía y agresión sexual, esta última sustentada por el semen del acusado detectado en la vagina y por las bragas de encaje puestas del revés. Los dos delitos juntos abren la puerta a la prisión permanente revisable, el mayor castigo del Código Penal, con una pena mínima de 25 años de cárcel.
«Reconoce que la asfixió porque no le ha quedado más remedio», expuso por los informes de la Guardia Civil y de los forenses contrarios a la versión primera del José del Carmen, quien atribuía la muerte a un atropello accidental.
El relato de la Fiscalía atribuye a José del Carmen una planificación inmediata del crimen ocurrido en abril de 2022. Llama a su jefe para informarlo de que se ausenta del trabajo. Se había enterado de que su pareja, aunque estuvieran divorcidos, lo había mentido. La mujer trabajaba en un restaurante de la Autovía de los Viñedos, pero ese día libraba. Aun así, el hombre la había acercado al trabajo. Al enterarse del engaño, contactó con ella. En la ronda de llamadas, telefoneó también sin éxito al por entonces ya examante de la madre de sus hijos, un turco compañero de trabajo.
«Dice que el motivo es por no dejarle a ella conducir. Nadie mata por eso. Este viene de más adentro», valoró. José del Carmen argumentó que condujo con Teodora como copiloto hasta ese camino tan retirado para unas prácticas de coche.
«No encontramos ninguna muestra de posibilidad de defensa», resaltó y defendió que el crimen ocurrió dentro del coche. «Fue sorpresivo. Fue a traición», apostilló sobre la muerte de Teodora, nacida en Perú en 1980. La mujer contrajo matrimonio con José del Carmen con 15 años recién cumplidos.
«Son los celos, el sentimiento de humillación», expuso, en referencia al deseo de Teodora de marcharse de la casa familiar de Mascaraque y marcharse a Madrid aunque el idilio con el compañero turco hubiera finalizado.
La fiscal reprochó que el acusado «quemó rueda» sobre el cadáver de Teodora para fingir un atropello accidental. «No la dejó tranquila ni después de muerta», concluyó.
José del Carmen escuchó atentamente la defensa planteada por su abogado del turno de oficio, Carlos Alcázar. El letrado rebajó el delito a un homicidio doloso, un crimen confesado por el acusado en el interrogatorio de la primera sesión. Ya le había recomendado a su defendido que reconociera la autoría, como así hizo pese a las versiones exculpatorias anteriores.
El abogado, cuya petición inicial era la absolución de su defendido, hizo hincapié en la relación sentimental entre el procesado y la víctima para justificar la presencia del semen en la vagina. «Aunque estaban divorciados, hacían el amor», comentó apoyado por el testimonio de los hijos que manifestaron la existencia de una relación sentimental «tóxica» con discusiones muy frecuentes. Además, incidió en que Teodora no presentaba daños en la zona genital, como expusieron los forenses. «No ha habido ninguna violación», apostilló.
Alcázar planteó una narración de los hechos totalmente diferente a las de la Fiscalía y la acusación popular. «No tenía intención de irse de Mascaraque», expuso el abogado del acusado sobre el deseo de Teodora. Asimismo, interpretó que procesado y víctima decidieron hacer unas clases prácticas de conducción porque llegaron a Almonacid de Toledo, donde iban supuestamente a comprar comida, minutos antes de la apertura de las tiendas.
«¿Por qué no podían ir a la clase de conducir al camino? Ella quería sacarse el carné», planteó antes de reprochar a la Fiscalía la exhibición de las fotos del cadáver del informe de Criminalística. «Hemos reconocido que ya estaba muerta (antes del atropello). La mitad de las pruebas que hemos practicado no era necesaria», aseguró.
«Fue espontáneo. Nada premeditado», dijo sobre la agresión mortal del acusado y defendió que José del Carmen pudo actuar para repeler un ataque de la víctima.
La letrada de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, como acusación popular, defendió que José del Carmen actuó guiado por «un ánimo de dominación machista» contra Teodora Ichaccaya. La mezcla de las ganas de marcharse de la casa familiar de Mascaraque y el descubrimiento del idilio de la mujer con su compañero turco detonaron el crimen. «Tenía en la maleta la ropa y sus cosas», indicó por el equipaje aparecido en uno de los dormitorios. La abogada, como la fiscal, pide la prisión permanente revisable aunque pasó por alto el razonamiento sobre la acusación de la violación.
«José del Carmen fue a un lugar inhóspito. Es un lugar imposible para las prácticas de conducción», manifestó la letrada, quien modificó en sus conclusiones el relato inicial porque consideró acreditada que la víctima yacía muerta cuando fue arrollada por el turismo. No obstante, figuraba ya en el informe de los forenses que el fallecimiento de Teodora se debió a un estrangulamiento.
La abogada de la Junta de Comunidades apeló a la conciencia de los nueve integrantes del jurado popular para que dicten el veredicto sin remordimientos por la prisión permanente revisable. En este sentido, explicó que José del Carmen permanecería 25 años en la cárcel, pero podría salir por entonces en caso de rehabilitación. «A él no le dio pena Teodora», apreció la letrada.