La conservación del lince ibérico, una de las especies más amenazadas del mundo, cumple este viernes 20 años de un acontecimiento clave: el nacimiento de los primeros cachorros de la especie en el marco del programa de cría en cautividad, con el que se inició una senda de éxitos que llega a la actualidad.
Estos primeros nacimientos se produjeron en el Centro de Cría en Cautividad de El Acebuche (Huelva) que gestiona el Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN): la hembra Saliega dio a luz a una camada de tres cachorros -Brezo, Brecina y Brisa-, marcando un antes y un después en la lucha por la recuperación de la especie.
El nacimiento de la primera camada en cautividad fue el primer paso hacia la consolidación de una población viable y la creación de una reserva genética fundamental para su recuperación.
Desde entonces, el centro de cría de El Acebuche, junto con el de Zarza de Granadilla, en Cáceres, incorporado al programa en 2011, han sido piezas clave en la estrategia de conservación del lince ibérico.
En estos 20 años, un total de 291 cachorros han nacido en los centros gestionados por el OAPN, lo que ha contribuido a la recuperación de las poblaciones silvestres de la especie. Muchos de estos ejemplares han sido liberados en Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal, lo que ha ayudado a la expansión del lince ibérico más allá de sus últimos refugios naturales.
Gracias a la combinación de la cría en cautividad, la reintroducción de ejemplares y la mejora del hábitat, el lince ibérico ha pasado de estar en «peligro crítico» a la categoría de «vulnerable» en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.