Había aguantado siglos de crecidas y sequías, pero a la una de la madrugada del domingo el Puente Viejo no pudo más. La avenida, que no había dado tregua en las 48 horas anteriores, subió hasta los 1.400 metros cúbicos por segundo (m3/s) y la fuerza del agua se llevó por delante dos tramos del puente, ante la mirada atónita de un grupo de vecinos que a esa hora todavía seguían contemplando el espectáculo natural del río embravecido. Asistían en vivo al derrumbamiento de la estructura, que pareció pulverizarse y partió el puente más antiguo de Talavera por dos puntos.
El arco totalmente desmoronado ha dejado un gran hueco en el río y en el corazón de multitud de talaveranos que ayer acudieron en masa a las riberas a comprobar la magnitud del siniestro. El puente, que el profesor Ángel Ballesteros, bautizó como 'puente de los remiendos', por la superposición de estilos y de construcciones de diferentes épocas que lo forman, colapsó en un tramo, que arrastró a su vez al siguiente.
Ayer se multiplicaron las voces de pesar por la pérdida de una seña de identidad y de compromiso con la reconstrucción del monumento. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo; y, el primero, el alcalde de Talavera, José Julián Gregorio, que lo dio a conocer en plena madrugada.
Un río Tajo embravecido con 1.400 m3/s tumba el Puente Viejo - Foto: Manu ReinoEl alcalde se mostraba consternado por el suceso que calificaba de «desgracia patrimonial y sentimental», haciendo referencia a que se trata de un símbolo de la ciudad, utilizado a diario por cientos de personas. y pidió compromiso para su reconstrucción No obstante, destacaba que el puente se encontraba cerrado al paso desde el día 11 de marzo, como medida preventiva desde que empezó la crecida. Un cierre que ha evitado que hubiera personas en la estructura en el momento del colapso.
Reconstruido hace 20 años. Uno de los arcos ha desaparecido por completo, mientras que el otro, hundido, soporta un tablero totalmente vencido hacia el agua. Conocido entre los talaveranos como 'Puente romano', por su origen, de esa época solo quedan restos en la cimentación y la construcción actual es medieval, con las intervenciones posteriores. La última rehabilitación data de comienzos del siglo XXI, cuando se recuperó dentro del Plan de Ordenación de las Riberas del Tajo entre Bolarque y Talavera, que dio al Puente Viejo su imagen actual y lo devolvió a los talaveranos después de décadas cerrado por ruina. La referencia documental más antigua del puente data de 1227.
«Mi visión es que el arco de mayor magnitud, el llamado arco de las armas, ha provocado el basculamiento de la cepa y a su vez ha provocado el derrumbe del otro arco inmediato y la rotura de la plataforma de hormigón», explicaba ayer a La Tribuna, el arqueólogo Sergio de la Llave, redactor de la declaración de Bien de Interés Cultural aprobada en 2021. De la Llave considera que el monumento no presentaba signos externos de mal estado, por lo que en su opinión el empuje del agua, por la fuerza del caudal sería la causa del colapso. «El discurso histórico se repite, rompe en un punto donde ya ha roto en otras ocasiones, donde la corriente pega con mayor fuerza», añadía.
Muy diferente es el criterio de Miguel Ángel Sánchez, experto en medio ambiente y gestión del agua y portavoz de la Plataforma del Tajo, que considera el estrechamiento del cauce a consecuencia del Plan de Riberas como una de las causas del colapso; la otra es la cantidad de sedimento acumulado en el curso, que no se limpia por el limitado caudal que lleva habitualmente y que sube el nivel. «La primera vez que se pone a prueba la canalización y ha dado como resultado que se haya llevado por delante medio Puente Romano», declaraba ayer a La Tribuna, haciendo hincapié en que no se había registrado ninguna gran avenida en el Tajo desde que se encauzó con el Plan de Riberas. «Al estar encauzado y luego al obligarle las islas y la vegetación a ir más alto, incide de una forma bastante fuerte sobre los laterales del puente. Y además que es un puente hecho de remiendos, de cachos, de trozos», añadía Sánchez, para quien «hemos estrangulado el río y el río necesita expandirse».
Al cierre de esta edición, el aforo del río no había bajado y, según los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), se mantenía en 1.174 metros cúbicos por segundo en el punto de control de Palomarejo, junto al Puente Atirantado, y en 910 m3/s en La Milagrosa, a la altura de Patrocinio, cifras muy similares a las que se venían registrando durante todo el día.
Desde la noche del sábado, el perímetro de seguridad del puente se ha ido ampliando, a medida que el número de personas que se acercaban hasta allí no ha dejado de aumentar. También se ha incrementado la intervención de la Policía Local y de Protección Civil, tanto para regular el tráfico, mucho más intenso de lo normal en la zona del río, donde se generaron atascos durante todo el domingo, como para impedir el acceso a las zonas precintadas.
El Puente Viejo es uno de los elementos patrimoniales que más se identifican, dentro y fuera, con la imagen de la ciudad y está entre los más queridos en Talavera. El cariño que ayer se pudo ver reflejado en la expresión de muchos de los que se acercaron a visitarlo.