Castilla-La Mancha es este 2024 Región Europea del Deporte. En La Tribuna queremos contribuir también con nuestro granito de arena a la conmemoración de este año y por eso hemos contactado con una treintena de castellanomanchegos vinculados con el deporte para que nos cuenten desde dentro cómo es su mundo y qué lecciones podemos sacar de su experiencia. A lo largo de este mes de junio podrán leer cada día los testimonios de deportistas de élite, de los que están empezando y de los que acaban de dejarlo, de quienes han sido olímpicos o paralímpicos y de quienes lo serán en solo unas semanas en París, de quienes son entrenadores, directores deportivos, guías o incluso seleccionadores.
«No sabría vivir sin el deporte en mi vida, ha sido mi rutina durante 19 años y tengo 23»
Noemí Romero será una de las gimnastas olímpicas que va a tener España en París y todo empezó casi por casualidad. «Hacía kárate en extraescolares y el primer día de clase, el profe se puso malo y fue una suplente con un minitramp, un trampolín pequeñito», cuenta. Entonces empezó a saltar... y hasta ahora.
«Yo no conocía este deporte, no sabemos lo que tenemos a nuestro alcance», explica. Las gimnastas de trampolín practican una disciplina específica diferente a las de gimnasia artística, las que hacen suelo, asimétricas o barra de equilibrio. En esta disciplina dan saltos sobre los que se conoce popularmente como cama elástica, llegando a varios metros de altura y encadenando varias figuras en el aire, de mortales a tirabuzones.
Para poder entrenar a nivel de élite, Noemí Romero se tuvo que marchar de Albacete con 17 años y trasladarse a Barcelona. «A pesar de que sigo representando a mi club de Albacete, no tenemos instalaciones ni material bueno para desarrollar una carrera deportiva para llegar a donde estoy hoy», explica, «en Barcelona contamos con nutricionistas, psicólogos, fisios, tenemos un montón de trampolines nuevos». Reconoce que en Castilla-La Mancha «no hay nada que se le parezca ni por asomo». Señala que la gimnasia de trampolín «es un deporte superdesconocido y contamos con muy poco apoyo».
Quizá movida por su propia experiencia en la iniciación de esta práctica, Romero dice que «ofertaría y haría muchísima publicidad de muchos deportes para que no sean lo de siempre, los niños al fútbol o las niñas a rítmica o baile». Señala que «muchas veces desconocemos todos los deportes que puede haber a tu alcance» y que así se pierden muchas oportunidades.
Para Romero el deporte es «un estilo de vida». «Desde antes de tener uso de razón ya estaba haciendo deporte», comenta. Con cinco años empezó en kárate y con seis en trampolín. «No sabría vivir sin tener el deporte en mi vida», añade, «ha sido mi rutina durante 19 años y tengo 23». Del deporte destaca valores como «el sacrificio, el esfuerzo, la pasión que le pone cada uno a su deporte, y la constancia». Señala que en las competiciones aprende de lo bueno y de lo malo. Tiene las expectativas muy altas de la experiencia que le espera este verano en París. «Vaya como vaya, te da muchísima seguridad y confianza en ti mismo», indica, «es el objetivo más alto que un deportista puede optar».