La Escuela de Traductores presenta dos novelas palestinas

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En busca de Walid Masud, de Yabra Ibrahim Yabra, y El tiempo de los caballos blancos, de Ibrahim Nasrallah, traducidas por Maayad Sharab y Rita Tapia

La Escuela de Traductores presenta dos novelas palestinas - Foto: Yolanda Lancha

Se han presentado en la Escuela de Traductores las novelas En busca de Walid Masud, de Yabra Ibrahim Yabra, y El tiempo de los caballos blancos, de  Ibrahim Nasrallah. Los traductores Maayad Sharab y Rita Tapia, acompañados de Luis Miguel Cañada, han ofrecido sus impresiones sobre las novelas que han traducido del árabe al castellano y que forman parte de la colección de 'Clásicos árabes contemporáneos' de la escuela coeditadas con la editorial Verbum. Son traducciones directas del árabe

Rita Tapia dice que ha sido un descubrimiento de la literatura árabe y el tratamiento que hacen de los personajes así como de la personalidad polifacética de alguien que es árabe, cristiano y palestino, que además arrastra una pena y una culpabilidad. Considera la novela revolucionaria y vanguardista y señala que además cuenta la «desgarradora» historia del conflicto palestino.

Maayad Sharab recuerda que en 2013, en otra visita Toledo, conoció al autor de la novela que ha traducido y que ya en aquel momento hablaron de esa posibilidad. Aprecia la obra como muy recomendable para conocer el origen de la cuestión palestina.

Dice que habla de tres generaciones de una familia que han liderado la lucha de su pueblo contra otomanos, británicos y judíos sucesivamente.

Asegura que es difícil traducir literatura pero que al tiempo permite apreciar una visión de este conflicto que va más allá de lo que cuentan los periódicos o de lo que dicen los políticos, y señala que a quien lee la novela se le «remueve» algo al respecto.

Cañada, traductor de árabe y profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha, recalca que son dos novelas palestinas escritas en un momento que la espiral de guerra no se detiene, los bombardeos, la muerte y el bloqueo a los alimentos y las medicinas, y concluye: «hoy alzamos pacíficamente la voz en favor de la paz, del alto el fuego, de la protesta y de la resistencia que son derechos irrenunciables».