La «arriesgada ordenación urbanística» agravó la DANA

J.Moreno
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La Cátedra del Tajo denuncia la urbanización sobre el cauce de los arroyos, la poca eficacia del soterramiento de los ríos urbanos y el deterioro general de las cuencas

La «arriesgada ordenación urbanística» agravó la DANA - Foto: Yolanda Lancha

La Cátedra del Tajo, impulsada por la Fundación Soliss y la UCLM, ha titulado '¿Qué se puede hacer para evitar daños en la próxima DANA?' el informe que analiza los efectos del temporal en las poblaciones más castigadas. Cuatro fallecidos y decenas de millones de euros por destrozos encabezan el balance desolador. «Las inundaciones han estado agravadas por una arriesgada ordenación urbanística en los municipios», concluye.

La insólita tromba de agua y la duración han deparado estos catastróficos efectos. Pero hay más. «Un análisis de las inundaciones asociadas a la DANA en la provincia de Toledo nos hace pensar que responden a la combinación de lluvias torrenciales unidas a errores en la ordenación territorial y urbanístico, especialmente en la transformación morfológica y ocupación del espacial fluvial de ríos y arroyos», asevera el informe.

Los municipios inundados coinciden en la presencia de cauces en los cascos urbanos. En todos, hay urbanización sobre cursos de agua y su llanura de inundación. «Son cauces muy degradados por tener sus márgenes ocupados y alterados y, en casi todos, desprovistos de su vegetación de ribera. En algunos casos, la degradación es tal, que el cauce desaparece bajo caminos, construcciones o cultivos; en otros, queda reducido a la mínima expresión, constreñido por los usos humanos; y en otros, discurre entre motas o barreras artificiales», expone el informe, que menciona expresamente el arroyo Carnicería (Casarrubios del Monte), el de la Presa (Recas), el de los Pucheros (Mocejón), el de la Fuente (Yuncos), el de Tocenaque (Cobeja), el de Ramabujas (Toledo) o el de la Dehesa Nueva (Guadamur).

Las modificaciones favorecen una mayor velocidad del agua y perjudican las funciones de retención, laminación y esponjamiento del espacio fluvial conservado.

Y en las poblaciones, lo mismo. El espacio fluvial estaba invadido, urbanizado, encauzado, y también en muchos casos, soterrado bajo calles y edificios.

«Se ha valorado incorrectamente la hidrología de arroyos que, normalmente, van secos o con muy poco caudal, pero que, en momentos puntuales, pueden transportar grandes cantidades de agua», señala la Cátedra del Tajo, que menciona casos expresas en Arcicóllar, Casarrubios del Monte, Cobeja, Cobisa, Guadamur, Magán, Mocejón, la zona industrial de Olías del Rey, Polán, Pulgar, Recas, los barrios del polígono, Santa Bárbara y Azucaica en Toledo, Villaluenga de la Sagra, Yuncler, Yunclillos y Yuncos.

La Cátedra del Tajo incide en que hay edificaciones en zonas marcadas como inundables en Arcicóllar, Villaluenga de la Sagra, Escalona, Olías del Rey, Cobisa, Yuncler y Polán. «La solución, por tanto, pasa pol devolver al arroyo el espacio que necesita para crecer, recuperando la llanura de inundación para laminar las avenidas», subraya.

La DANA ha evidenciado el deterioro general de las cuencas, la pérdida de vegetación de ribera y la destrucción de la llanura de inundación de múltiples arroyos aguas arriba de las poblaciones.

«Las meras 'limpiezas' y regulación de cauces no sirven por sí solas para evitar inundaciones», recalca y llama a soluciones basadas en la naturaleza para retener laminar y esponjar el espacio fluvial».