Otra historia de España para escépticos contada desde Toledo

Á. de la Paz
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El escritor Juan Eslava Galán abre el ciclo 'Toledo, luz de Europa' a través de un recorrido por los pasados de la urbe «poliédrica»

Juan Eslava Galán durante la conferencia que impartió en el Museo Sefardí. - Foto: David Pérez

El Museo Sefardí acogió ayer la inauguración del ciclo de conferencias 'Toledo, luz de Europa', un evento centrado en la novela histórica que descorchó una ponencia dictada por el escritor Juan Eslava Galán. La sinagoga del Tránsito se colmó con algo más de un centenar de personas, un volumen similar al que no pudo acceder al histórico lugar. El acto de apertura fue presentado por el alcalde Carlos Velázquez y el también escritor Antonio Pérez Henares. El primer edil señaló que «Toledo, luz de Europa» será asimismo el eslogan con que la ciudad concurrirá a la carrera por la capitalidad de la cultura en 2031. Pérez Henares, por su parte, se felicitó por la elección de la capital regional como sede de un evento literario para el que no existe otro lugar «con las características y potencial» que disfruta Toledo, el «faro que desde el que irradió la cultura mundial» en la Baja Edad Media por su condición de centro de traducción y compendio de los saberes.

Eslava Galán centró su parlamento en los avatares del pueblo judío en la ciudad, una suerte marcada por la primera dispersión que sufrieron en tiempos de dominación romana y que les desperdigó por Europa y el norte de África, también en la península ibérica. La importante comunidad que habitó en Toledo coadyuvó al mito de las tres culturas, uno de los símbolos toledanos indelebles. Aunque el ponente prefiere referirse a este hecho como «coexistencia», piensa que la «aglomeración» de musulmanes y el buen número de judíos que se establecieron al mismo tiempo en la ciudad sí pudieron propiciar una «convivencia»que en otros lugares de España tuvo más de leyenda que de realidad.

«Esta sinagoga es única en el mundo», aseguró durante la charla. El autor andaluz señaló la presencia de carácteres hebreos y árabes junto a la heráldica cristiana en el Tránsito. Promovido por Samuel ha-Leví, el centro evidencia la importancia que tal colectivo disfrutó en la vida pública de la ciudad en aquel tiempo. Eslava Galán incidió en la importancia que este pueblo ha concedido a la educación a lo largo de la historia. «Siempre han tenido el empeño de instruir a los hijos y siempre lo han hecho: han inculcado sabiduría y cultura», subrayó. También entonces resultaba «muy difícil encontrar un judío analfabeto». Leyes y medicina eran los principales saberes en los que se formaban.

Los asaltos contra las comunidades judías llegaron a Toledo en 1391. En 1492, los Reyes Católicos firmaron el decreto de expulsión de los judíos. «Estaban convencidos de que el Estado moderno dependía de la cohesión social y que esta se conseguía a través de la religión».

LA CAPITAL QUE NO PUDO SER. Eslava Galán cree que el difícil acceso de la ciudad al agua impidió a la consolidación de Toledo como capital de España durante el Renacimiento, una condición que ya había disfrutado en siglos pretéritos. Pese al ingenio de Turriano que conducía el agua del Tajo hasta el Alcázar y salvaba un importante desnivel, «no subía suficiente cantidad». La estructura, además, «necesitaba muchas reparaciones».

Madrid, por el contrario, disfrutaba tanto de «buenos aires» en un tiempo de pestes frecuentes, como de mantiales suficientes para el abastecimiento humano y los usos agrícolas y recreativos. La ciudad que tenía uno de los castillos que defendían Toledo se hizo capital.