Homenaje póstumo a Mari de un hombre enamorado

J.Moreno
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José Antonio instala la estatua de un águila a tamaño natural, como regalo a su pueblo en la peña donde esparció las cenizas de su esposa

La silueta del águila, frente al núcleo de Las Ventas con Peña Aguilera.

María Lourdes y José Antonio se ennoviaron de chavales. Casi unos niños. 14 años ella; 16, él. La alianza duró 52 años y sólo la partió un fatídico cáncer. Mari, como la conocían en Las Ventas con Peña Aguilera, falleció el 16 de enero de 2023. Su marido, un profesor de Secundaria jubilado, pormenoriza a este diario la vida en común atrapado por la emoción. La voz se debilita en un luto ininterrumpido desde entonces.

José Antonio Dacuña ejerció como profesor de Geografía e Historia en el IES Guadalerzas de Los Yébenes y en el IES Montes de Toledo de Gálvez. Ambos en la misma comarca. Como su esposa y él. Nacidos en Las Ventas con Peña Aguilera, el matrimonio duró 42 años, hasta aquel 16 de enero de 2023.

La mujer, fallecida a los 66 años, había enfermado a mediados de 2021 por un cáncer que quebró el equipo que formaban para la publicación de un libro sobre los castellanomanchegos deportados a los campos de concentración del nazismo.

Fotografía hecha por José Antonio a los compañeros con los que colocó el lunes la estatua del águila.Fotografía hecha por José Antonio a los compañeros con los que colocó el lunes la estatua del águila.Mari revisaba el chorro de datos para que no hubiera una errata en el perseverante trabajo de investigación de José Antonio, autor de otros cinco libros relacionados con la historia local. El fallecimiento sumió a este hombre de 70 años en un silencio intelectual. Estuvo cerca de un año sin escribir. No podía.

José Antonio cumplió el deseo de su esposa de que sus cenizas quedaran esparcidas en la finca donde se crio y ejercía como guarda su padre. Otra parte, como quería también Mari, alfombró el cerro del Águila, la maravillosa atalaya de su pueblo natal.

Una leyenda local atribuye a un águila la llegada de la Virgen al pueblo. Por eso, el marido ideó un homenaje póstumo a su esposa y un regalo a su vez para el pueblo. La burocracia obstaculizó el deseo de José Antonio, quien se topó con la desautorización de la Consejería de Medio Ambiente. Pero alegó y venció.

El viejo profesor de Secundaria adujo que el cerro alberga también la casa del molinero y la ermita. Y un despliegue de farolas. Además, mencionó la leyenda local, que da sentido a la colocación de una estatua a tamaño natural de un águila real. Casi dos metros y medio de envergadura sobre una piedra también colosal.

«Un gesto muy generoso que enriquece nuestro cerro del Águila. Muchas gracias, José Antonio. Desde el cielo, Mari se sentirá orgullosa», dedicaba horas después de la instalación el Ayuntamiento de Las Ventas con Peña Aguilera.

José Antonio; su primo Juan Francisco Dacuña y su hijo, y un amigo, Francisco Ramírez, instalaron el lunes el águila real diseñada por el herrero local Santiago Isabel. Se trata de una pieza idéntica a la colocada años atrás en la rotonda que conduce a San Pablo de los Montes.

El águila real reina ya, por tanto, en la emblemática peña de un pueblo que ha atestiguado también los 52 años de alianza de Mari y José Antonio, quien ha finalizado ya ese libro sobre los deportados de Castilla-La Mancha, el siguiente homenaje a su esposa.