Enmarcada dentro de la nueva exposición temporal 'Blancos, pardos y morenos. Cinco siglos de americanos de España en el Ejército' acontece esta singular odisea de unos soldados rioplatenses que lucharon en la Guerra de la Independencia de España.
Corre el año 1806, cuando Inglaterra intenta apoderarse del estuario del Río de la Plata, pero, después de una efímera conquista de Buenos Aires, es derrotada. En febrero de 1807, los ingleses lo intentan de nuevo y aunque otra vez son derrotados, consiguen hacer en Montevideo casi un millar de prisioneros que son enviados a Inglaterra y recluidos en pontones flotantes en el Támesis.
La capitulación del General inglés Whitelocke en Montevideo pone fin a la guerra, acordando ambos contendientes liberar a sus respectivos prisioneros. Así, en octubre de 1807, los primeros 160 soldados rioplatenses salen de Plymouth rumbo a Bilbao y, progresivamente, va llegando el resto de prisioneros a diferentes puertos del norte de España, para terminar reuniéndose todos ellos en La Coruña. Allí, bajo la denominación de batallón de Buenos Aires, dando servicio de guarnición, esperan su regreso a América; sin embargo, en mayo de 1808 toda ilusión de retorno comienza a eclipsarse.
Declarada la guerra a los franceses, el batallón de Buenos Aires es encuadrado, a través del tercio de gallegos, en la primera división del Ejército de Galicia a las órdenes del General Falangieri y uniformado con unos uniformes capturados tiempo atrás a los ingleses, siendo su prenda más característica una casaca corta encarnada por lo que el batallón pasó a ser conocido como 'los colorados'.
Su primera acción de combate tiene lugar el 14 de julio de 1808 en la batalla de Rioseco, en donde sufren una dolorosa derrota y sus primeras bajas. A pesar de las diferentes versiones que se han ofrecido sobre esta derrota, lo que parece claro es que ésta, fundamentalmente, se produjo por la notoria superioridad francesa en la instrucción de sus tropas y experiencia.
A partir de la batalla de Rioseco, los hombres del batallón de Buenos Aires, con diversa suerte de victorias y derrotas, participan en numerosas acciones y batallas en la zona noroccidental de España, dejando en todas ellas el recuerdo de los soldados desconocidos que entregaron su vida por la Patria.
De entre todos los avatares acaecidos al batallón de Buenos Aires es preciso resaltar, por anecdótico, el acontecido en diciembre de 1808 en Astorga, cuando los colorados tuvieron que proteger la retirada de las tropas inglesas, entre las que se encontraban los hombres del 71 regimiento escocés que en 1807 habían atacado Montevideo y les habían hecho prisioneros.
Va a ser también en esta misma ciudad, en Astorga, pero en agosto de 1812 y a las órdenes del General Wellington, donde se tiene constancia del último tributo de alguno de aquellos hombres hechos prisioneros en Montevideo cinco años atrás. A partir de aquí, en unos casos sus huellas se pierden por las tierras de Castilla y, en otros, para poco más de una docena de soldados, sus huellas vuelven a encontrarse por tierras rioplatenses.