La provincia de Toledo ha adquirido mercancías procedentes de China por valor de 5.088 millones de euros desde 2001. La evolución de las compras en aquel mercado, primera factoría mundial en determinadas referencias, tales productos tecnológicos, textiles o químicos, muestra una tendencia claramente alcista. En 2014, las empresas toledanas desembolsaron 177 millones en aquel lejano mercado; un decenio después, el montante de sus compras ascendió hasta los 531 millones, aproximadamente el triple que entonces.
Los productos Made in China inundan la provincia. El peso de las importaciones desde este país se ha disparado desde la pandemia. En 2020, fecha de inicio de la emergencia sanitario (al menos en este lado del mapa), se pidieron bienes a esta nación asiática por valor de 321 millones. Apenas cuatro años después, esa factura se ha incrementado en más de 200 millones. En 2024, último ejercicio del que se tienen datos completos (aún de carácter provisional), la relación comercial desde China a Toledo se disparó un 13,1% interanual.
La compra de productos relacionados con la industria se convirtió en la principal compra de las empresas toledanas en el espacio chino durante el pasado año. Se adquirieron 211 millones en manufacturas de consumo, mientras que el coste de traer bienes de equipo llegó hasta los 174 millones. Además, se trajeron 75 millones en semifacturas. El reparto de cantidades incluye -incluso- otros 9 millones en productos de alimentación, una de las banderas de la provincia. Los productos pesqueros aportaron más de 7 millones al montante total.
La creciente penetración de los productos chinos es, por tanto, otra de las razones que empujan al alza el volumen de las importaciones en Toledo. En 2024, las empresas de la provincia adquirieron productos en el extranjero por valor de 5.388 millones de euros, de los que, aproximadamente, el 10% correspondió a China.
El récord importador de 2024 opaca la plusmarca de las exportaciones en el mismo año, con 3.023 millones facturados. Pese al creciente desarrollo internacional de las empresas toledanas, la necesidad de comprar afuera mantiene una tendencia parecida. La tasa de cobertura, esto es, la ratio entre las exportaciones y las importaciones, se situó el pasado año en el 56%.
La relación bilateral entre Toledo y China muestra un déficit aún mayor. En 2024, se compraron 531 millones en el mercado asiático; las ventas, sin embargo, supusieron apenas 21 millones. Además, la cifra de exportaciones se ha hundido desde 2020, cuando se expidieron 66 millones.
Las principales referencias toledana entre los consumidores chinos son las materias primas y los productos de alimentación y bebidas, aunque en ambos casos se observa un negocio menguante desde los años de la pandemia.
GUERRA ARANCELARIA. El interés de las compañías toledanas por los productos fabricados en Estados Unidos, la otra gran economía global extracomunitaria, es comparativamente menor. Desde 2001, se han adquirido 1.565 millones en mercancías en el país norteamericano. Por cada euro que las empresas de la provincia destina a la importación de productos desde el país atlántico, gasta otros tres en el asiático.
El elevado coste de algunas de las manufacturas producidas en Estados Unidos, también superior al de buena parte de la producción local, se apunta como posible causa del menor interés de los comerciantes toledanos.
Por otra parte, el primer capítulo de la guerra arancelaria que impulsó Donald Trump durante su primer mandato pudo ejercer algún efectivo negativo sobre este mercado y, por extensión, respecto a otros que no se encuentran bajo el paraguas de la Unión Europea, el principal socio comercial tanto de la provincia como del conjunto del país.
En cualquier caso, los riesgos de un incremento de aranceles en productos procedentes de ambos países preocupa en la provincia. La posibilidad de que China y Estados Unidos encarezcan sus referencias anticipa un posterior incremento de los precios finalistas que el consumidor afronta.