La concentración impulsada por Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias, cuatro de las grandes organizaciones agrarias del país e interlocutoras con las diferentes administraciones públicas, visibilizó el malestar del campo por una situación de crisis que los profesionales del sector primario achacan a las malas decisiones políticas respecto a su actividad.
Los agricultores rechazan el recorte de la Política Agraria Común, un marco que se conjuga con propuestas de carácter medioambiental que «en la mayor parte del terreno de la provincia de Toledo, sobre todo en el viñedo, resultan muy difíciles de aplicar», indica Blanca Corroto, presidenta provincial de Asaja. La revuelta del campo demanda «flexibilidad» para la adaptación de las explotación a la normativa impulsada desde Bruselas, aunque apuntan que el esfuerzo puede hacer «inviables» a muchas de ellas.
La Agenda 2030 es otro de los puntos de fricción entre la agricultura y los responsables políticos. Se trata de una propuesta que, según las organizaciones agrarias, avanza «hacia una agricultura no productiva»por las regulaciones ecológicas que acompañan al plan. «Queremos producir y que nuestros productos valgan». Los efectos de la ley de la cadena alimentaria tampoco se dejan notar. «De momento, no está sirviendo para nada: tiene que cambiar, nos tienen que garantizar un precio mínimo que cubra con los precios de producción», apunta Corroto. Asimismo, el proyecto de ley de bienestar animal amenaza el futuro de muchas explotaciones ganaderas.
«Queremos que el Gobierno nos escuche», proclama Corroto. Por su parte, la responsable provincial de UPA, Elisa Fernández llama a Europa a retirar las «restricciones por temas medioambientales» que lastran la capacidad competitiva del campo local frente a los terceros países importadores y sin limitaciones por regulaciones fitosanitarias. «No podemos negarnos a que entren esos productos, pero tienen que hacerlo con las mismas condiciones», dice Fernández.
Las grandes organizaciones del campo piden unidad de acción a los afectados. «Tenemos que estar todos los agricultores y ganaderos unidos; en definitiva, luchamos y peleamos por lo mismo», subraya Corroto. «Las reivindicaciones son las mismas», añade Fernández.
«UNA TRADICIÓN». El sector lamenta su maltrecha salud. Fernández lo define como «algo histórico» y llama a mantener las protestas si no hay «soluciones rápidas».