En una Semana Santa inestable, con un tiempo cambiante, las treguas ofrecen confianza y empujan a salir a la calle de manera masiva. Se ha visto este jueves en la procesión de la Pasión, que ha gozado de un tiempo sereno y ha animado a muchos talaveranos a cumplir con una de las procesiones más tradicionales de la Semana Santa. A las nueve en punto de la noche, la imagen de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores ha traspasado la puerta de la Iglesia de San Francisco, escoltada por los cofrades, de blanco, con capa y capuz verde.

Mucho público esperaba en la calle San Francisco y a lo largo de todo el recorrido el paso de la Virgen, que ha procesionado mecida levemente por los cargadores, sin salir de la sobriedad que caracteriza a la mayoría de las hermandades en Talavera. Ricamente adornada con flores e iluminado por cirios, la Dolorosa ha estado acompañada por una larga procesión de camareras, de negro riguroso y mantilla. El acompañamiento de la Banda de Música de Talavera ha dado solemnidad a su estación de penitencia por las calles de Talavera.

El paso ha seguido por el Arco de San Pedro y la plaza, hasta el Museo Ruiz de Luna, para incorporarse a la carrera oficial por la calle Pescaderías. En este punto, la hermandad fundada en 1945 se ha sumado a la Real Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, que había partido a la misma hora de La Colegial. La imagen del Cristo que da nombre a la Cofradía y los pasos de la Oración en el Huerto y la Flagelación han iluminado la noche talaverana. Conocida popularmente como El Comercio, la cofradía fundada en el siglo XVII ha seguido con la Dolorosa el camino de regreso hasta la Colegial.

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La última procesión del Jueves Santo ha finalizado, ya bien entrada la madrugada, protagonizada por la Hermandad de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de Lágrimas y Amargura.