Hubo un tiempo, no hace tanto, unos treinta años, en el que Toledo tenía visitantes, pero estaba muy lejos del turismo masivo actual. Era un tiempo en el que Toledo estaba despertando a la recuperación de sus edificios y muchos tesoros todavía quedaban por descubrir puertas adentro. Ese fue el Toledo que en los años noventa fascinó a la fotógrafa alemana Renata Takkenberg-Krohn de la mano del anticuario Pablo Sanguino y del que se enamoraría, tanto, que aquí se estableció, y ha fotografiado sin descanso.

Takkenberg-Krohn, Renata, presentaba en la tarde de ayer en la Sala Capitular del Ayuntamiento su último libro, que curiosamente trae sus primeras imágenes de Toledo. 'Pasos por Toledo' es una recopilación de 610 instantáneas tomadas con cámara analógica, en blanco y negro, algunas de las cuales la propia autora ha añadido color con la técnica centenaria de la acuarela. Se presentó en un espacio lleno y de la mano del primer edil, Carlos Velázquez.

Recuerda Renata aquellos primeros tiempos en Toledo en los que alternaba la restauración de su casa recién comprada con las sorpresas diarias y las fotografías. Este libro, apunta Federico Takkenberg, su hijo, recoge «el fin de una era, porque cuando mi madre termina el proyecto, empieza la era digital, estas son las últimas fotos en el cuarto oscuro, que después se han escaneado, limpiado y equilibrado digitalmente. Además documenta esa transición del Toledo de los noventa al del siglo XXI. Lo interesante además es ver esa transición entre el Toledo antes del turismo masivo y las fuertes intervenciones en restauración». Es su visión personal de un Toledo distinto, recuerda la autora, con muchos edificios todavía sin restaurar «que no tenían nada que ver con como están ahora». No existía el 'muro de las lamentaciones' y recuerda una preciosa plaza del Ayuntamiento, con flores «y una maravillosa fuente».

El Toledo previo al turismo masivo, visto por Renata - Foto: David PérezAquellos pasos. Renata ya había hecho fotos en lugares como Colombia o Venezuela, «pero aquí no me cansaba de hacer fotos». Fotografiaba con su cámara de carrete calles, personas, las placas de cerámica de las calles, yeserías o la forja de Julio Pascual, que buscaba por toda la ciudad. En aquellos primeros tiempos comenzó a hacer sus más de 2.400 fotografías de la Catedral a escondidas de los guardias, porque estaba prohibido hacerlas. Pero poco a poco los toledanos le abrieron sus casas, conventos y monasterios le dejaron pasar y descubrió que «Toledo exteriormente es un tesoro, pero cuando pasas por las puertas de sus casas y conventos, se abre un universo». También los arqueólogos, cuyo trabajo ensalzan madre e hijo, la llamaban cuando hacían algún descubrimiento para que quedara documentado. Como también destacan el «gran esfuerzo de mucha gente que descubrió el valor de sus casas e hicieron un gran esfuerzo por renovar su patrimonio».

Las imágenes de Renata son una crónica de un tiempo, pero también un catálogo de obras de arte toledanas. En sus primeros momentos en Toledo se percató de que no había libros de fotografías de la ciudad, y ella se dedicó a hacerlos. Publicó dos volúmenes de sus 'Tesoros Artísticos de Toledo', un inventario de sus artesanía, esculturas, arquitecturas, «todas las capas históricas que se encuentran en la ciudad». Esos libros son también un catálogo de contenidos históricos, por ejemplo, de los conventos, algo tan necesario. Hubootros dos volúmenes de sus 'Patios de Toledo', otro sobre Julio Pascual y otro más sobre Santa Teresa y Toledo. Pero seguía teniendo muchas fotos de hace tres décadas, aquel Toledo tan cercano pero cambiado, y con su hijo decidió sacar un nuevo libro, este 'Pasos por Toledo', que tras una primera prueba de artista de veinte ejemplares para amigos, acaba de publicar con Antonio Pareja en una edición limitada de doscientas unidades numeradas y firmadas, sobre todo para coleccionistas y amantes de los libros.

Pero la difusión del trabajo de Renata Takkenberg-Krohn no se va a quedar en este libro. Recientemente, ha llegado a un acuerdo con una Fundación de Los Ángeles para que digitalice su obra y la suba a internet. Si la colección completa son casi 300.000 fotografías, publicará unas 10.000 o 15.000 ejemplares.