El título de la película Más cinco encierra un filme positivo, de contenido provida, que pone rostro y voz a personas que son felices ayudando a los demás. Seres humanos, de procedencias y formas de pensar diferentes, que han encontrado el sentido a su vida de la forma más generosa posible. Luis C. Lagos es uno de sus directores.
Su película defiende ver siempre el lado positivo de la vida. ¿Cómo seleccionaron esas cinco historias?
La génesis es la de Conrado Jiménez, de Fundación Madrina que, como dice uno de los personajes de la película, es un hombre valiente. Sobre este proyecto llevábamos trabajando unos dos años; hemos visto y hablado con muchísimas personas y la selección se ha basado en buscar testimonios positivos.
La coincidencia de algunas de esas personas para llevar adelante esta labor encomiable es la fe, pero en otras ocasiones no. ¿Qué cree que lleva a la gente a preocuparse por sus semejantes?
Creo que las personas en el fondo son buenas, pero en función de lo que hayan vivido, y sus circunstancias personales, pueden dar pasos o no para ayudar al prójimo, de acompañarlo. Lo que está claro es que el miedo a vivir es por pensar que estás solo, con lo cual en el caso de los católicos tenemos a Dios y si no eres creyente puedes tener otros hermanos que te ayuden.
¿Cómo consiguió que esas personas que dan esos testimonios se sintieran cómodas?, porque son muy naturales y auténticas.
Esto es una especie de destilación, son entrevistas de cuatro horas que se tienen que convertir en cuatro u ocho minutos y no están ensayadas. El trabajo de estas películas de testimonios es que, al dejarlo en pocos minutos, no se desvirtúe el contenido.
La parte de ficción de Más cinco, dirigida por su compañero Pablo Moreno (Un Dios prohibido) presenta a un grupo de profesionales del cine que tienen muchos prejuicios a hacer un filme provida. ¿Qué tiene que cambiar en la sociedad española para que al declarar que se está a favor de la vida, y en contra del aborto, no seas tachado de fanático?
El pasado martes fue el día de la Encarnación, y muchos católicos no lo celebran, aunque sean partidarios de la vida, de la protección al no nacido. Celebremos la Encarnación y creamos lo que supone: es cuando El Señor nos salva. Paciencia pues; el que sea creyente que rece y el que no lo sea que esté dispuesto a hacer cosas buenas. El ser humano sabe distinguir perfectamente el bien y el mal.
¿Si tuviera que hacer el marketing de esta película, cómo animaría a la gente para ir a verla?
Les diría que van a salir contentos, porque hay momentos de humor en la parte de ficción y es un reflejo de la vida misma. Y puede que alguna de las partes de la ficción, o de los testimonios, les remueva.