De los agobios en la jornada 6, la afición del CD Toledo ha pasado a la complacencia en la 18. El cambio de entrenador sació el nerviosismo de unos y las ganas de ejecución de otros. El caso es que, aunque las supuestas sensaciones sean distintas, los números cantan. Con Carlos Gómez, el balance fue de 14 puntos en nueve partidos, mientras que el equipo de Rubén Gala, en las mismas jornadas, ha obtenido 16 puntos.
Es decir, que el Toledo del albaceteño promediaba 1,5 puntos por partido; y el del palentino, 1,7 puntos por encuentro. Unas cifras que son similares, por no decir idénticas, y que han llevado al conjunto verde a casi despreciar el primer puesto cuando queda prácticamente la mitad de la competición.
Sin embargo, los números esconden otros aspectos que merece la pena desentrañar. Para bien y para mal. Está claro que ninguno de los dos estilos era la perfección. No existe en el fútbol. Sin embargo, es justo resaltar lo que se ha ganado y lo que se ha perdido, más allá de que la producción sea comparable.
Lo que más se le reprochó a Carlos Gómez es que no enamorase con su juego. Probablemente, es verdad que no practicaba un juego virtuoso, y que, quizás, se abusaba de los pases largos y de explotar el balón parado. Pero eso servía, sobre todo, para acumular llegadas y crear ocasiones de gol, y también para ganar partidos. Los lunares de Albacete y, especialmente, Puertollano cercenaron su futuro en el Salto del Caballo, pero dejó un buen sabor de boca con versiones de jugadores que ahora están desaparecidos.
Uno de ellos llama la atención. Chupi, con siete goles, es el máximo anotador. Hizo seis hasta la jornada 7. Desde entonces, solo uno. Y lo peor es que no el nuevo técnico no ha sido capaz de encajarle en su sistema y en su modelo de juego. Lo ha colocado en la izquierda y por el centro, aunque muy poco en la derecha.
En cualquier caso, tampoco es justo generalizar, a pesar de que tampoco Manu Gavilán haya seguido su racha, o que Gabri no termine de explotar, o que Angelito acumule un mes irregular. Lo único potable en el último mes y medio es, probablemente, Unax y sus desbordes. Sin más. Y que este CD Toledo, también hay que decirlo, es capaz de controlar más los encuentros desde la posesión, aunque a veces sea completamente improductivo. De hecho, es una evidencia que ahora se dominan menos apartados del juego en el área contraria. El rendimiento en la estrategia ha descendido y ya no se acumulan tantas ocasiones por encuentro. Y no es por lo que pasó el domingo contra el CD Cazalegas.
En cualquier caso, no dejan de ser meras sensaciones, porque la realidad es que el CD Toledo de Carlos Gómez marcó menos goles (14) que el de Gala (16), mientras que encajó también menos (7) que su sucesor (8). Es por ponerse puntilloso, pues son diferencias mínimas que al final delatan a este Toledo que no ha sabido posicionarse a la altura del Conquense o de su rival del pasado domingo.