Masivo apoyo al director del Rosa Parks tras la agresión

J. Monroy
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Los sindicatos piden más medios para la Educación, y para este colegio en particular. El día del puñetazo, el colegio había pedido presencia policial

Concentración de repulsa la semana pasada por la agresión al director de Rosa Parks - Foto: Yolanda Lancha

El barrio del Polígono en particular, la sociedad toledana, sindicatos, grupos políticos y comunidad educativa se han volcado este jueves por la mañana con el director del colegio Rosa Parks, Luis González, tras la agresión que sufrió durante la víspera y las amenazas vertidas por el agresor. Unas 150 personas, según la Policía Nacional, se han congregado a la puerta del centro en señal de solidaridad con todos los docentes y han criticado lo sucedido.

Ha sido una muestra total de apoyo a Luis González y a su trabajo y críticas al agresor, único culpable de lo ocurrido, pero los sindicatos han vuelvo a pedir más medios para la Educación en general y este centro en particular. Porque, según ha denunciado Gonzalo Ballesteros, delegado de la Junta de Personal y representante del sindicato STE, la Dirección del Rosa Parks había pedido una presencia policial para este miércoles que no terminó de llegar. Ballesteros ha descrito la «rabia» por parte de los docentes, «porque nosotros estamos trabajando al 120 por ciento para intentar sacar a estos chicos adelante, y en muchas ocasiones recibimos insultos, recibimos agresiones, y creemos que es fruto de la ruptura que hay entre la sociedad y la docencia».

Los hechos. La agresión al director del Rosa Parks se produjo a las dos menos veinte de la mañana del miércoles. Protección de Menores tuvo que acudir al colegio a recoger a unos niños (dos según algunas fuentes, aunque la cifra está sin confirmar) y después se marchó al domicilio del agresor a recoger a otra hija menor no escolarizada.

Cuando se enteró de lo sucedido, el padre, de 28 años y procedente de Aranjuez, se personó en el colegio para pedir explicaciones. No había presencia policial, denuncian desde la Junta de Personal, aunque el colegio lo había solicitado. Testigos presenciales apuntan que el padre comenzó a amenazar de muerte a varios profesores y a decir que iba a quemar el centro. No está claro si entró en el interior del mismo. Cuando el director salió, le dijo al padre que no podía decirle dónde estaban sus hijos «y sin mediar palabra, le pegó un puñetazo en la cara y lo amenazó de muerte». Un puñetazo que parece que fue a través de las rejas del centro.

Junto a los componentes de la Delegación de Educación y de la Junta de Personal, González acudió a Urgencias, donde obtuvo su parte de lesiones, y planteó la denuncia en comisaría. Tras aquello, apuntan los presentes, el director se encuentra «muy dolido y con miedo».

Por su parte, el agresor salió huyendo y se percató en las 148 Viviendas Sociales de Río Yedra. Al acudir allí la Policía Local, salieron varios familiares, que impidieron la detención en un primer momento, aunque esta finalmente se produjo por la tarde. El detenido quedó aislado dado su estado.

Ahora lo que Policía y responsables educativos temen es que el padre en cuestión, o alguno de sus familiares, quiera volver al centro a continuar con sus represalias.

Gonzalo Ballesteros ha querido trasladar desde la Junta de Personal el «desamparo que han sentido en el centro en todo momento». Porque «una retirada de alumnos es un momento muy tenso, muy difícil y nunca se puede abandonar a los centros educativos en estos momentos». El único culpable es el agresor, insiste, pero «hay que diseñar protocolos para poder actuar de la mejor manera en estos casos».