Dicen que las comparaciones son odiosas, pero para algo se inventaron las clasificaciones. La Alianza para la Excelencia Turística, Exceltur, ha analizado los puntos fuertes y débiles de todas las comunidades autónomas y acaba de sacar 'Monitor de Competitividad Turística de las comunidades autónomas españolas', el MoniTUR 2023. Aquí entran todas, las comunidades de sol y playa, las de turismo de interior o las que tienen grandes polos para atraer viajeros y vuelos como Madrid. Castilla-La Mancha ha conseguido el puesto decimotercero

Con esa colocación en la clasificación general, es esperable que en muchos de los aspectos que se evalúan, Castilla-La Mancha esté por debajo de la media. Pero también hay algunos ámbitos en los que la región destaca sobre las demás o que incluso es la primera. 

Uno de ellos es la carga impositiva (los impuestos) sobre el sector turístico. Aquí la región es la mejor de España para la competitividad de esta rama económica. Mantiene su liderazgo, pues hace cinco años también era la primera. 

Otro punto en el que Castilla-La Mancha es la primera es en el apartado de eficacia en la gestión de las competencias turísticas. Dentro de este bloque, la región es la primera en lo que es la agilidad en la gestión administrativa y la quinta en adecuación de la normativa turística.

Castilla-La Mancha consigue además la segunda mejor puntuación en accesibilidad y conectividad ferroviaria. En concreto lidera la parte de conectividad y es la tercera en la suficiencia de trenes de alta gama. 

Además se lleva la medalla de bronce en dos áreas: en cuanto a la estacionalidad y también en la agilidad y eficiencia del órgano de gestión del marketing. Otras buenas clasificaciones son las cosechadas en el turismo de compras o en número de plazas de alojamiento rural, con un cuarto puesto. En el potencial demográfico de cara al mercado laboral, Castilla-La Mancha está la quinta.

Los últimos de la clase. En la parte negativa, Castilla-La Mancha es la última en varios apartados. Es la peor región española, por ejemplo, en la ordenación y gestión de viviendas de uso turístico. También es el farolillo rojo en compromiso ambiental, sobre todo por la parte de tratamiento de residuos, o en la estrategia de marketing online. 

Castilla-La Mancha ocupa el peor puesto en la cualificación de la oferta de alojamiento y restauración y también en el concepto de prioridad política.