Al tran tran. Así comenzaron este 7 de enero las rebajas en Toledo, al menos en el barrio de Santa Teresa. El primer día para el comercio después de la festividad de Reyes coincidió con el martes, por lo que, al menos a primera hora, no se notó mucho movimiento en las tiendas más tradicionales. También coincidió con un día sin colegio, en el que muchos progenitores estaban más pendientes de los niños que de las compras, aunque también es cierto que algunos maestros lo aprovecharon. Todo ello, explicaban en algunas tiendas, con una clientela acostumbrando a encadenar black friday, con ciber monday, amén de otras rebajas online, con las rebajas. En unos días verán cómo se dan estas rebajas que empezaron con tanta tranquilidad.
A Benjamín lo encontramos a media mañana recogiendo todavía la decoración navideña de Pisotones, con los precios de las rebajas ya colocados. Se le ve a la expectativa, porque no todas las temporadas de rebajas son iguales y esta «ha comenzado rara, con el mercadillo». Durante los días previos, han sido muchas las personas que han acudido a sus establecimientos a echar el ojo a algún zapato, a ver si están las tallas de los ejemplares que buscan «y ahora vienen en rebajas, a ver cuánto se han rebajado y a seguir mirando otras cosas, es decir, no suelen comprar de primeras normalmente, sino que esperan una semanita o algún mes, a ver si bajan más los precios». Lo bueno que tiene el pequeño comercio, apunta, es que las rebajas lo son de verdad, el público ya conoce los precios previos, no como en internet, «donde básicamente hay engañifas, durante la temporada te ponen precios elevados y en rebajas te ponen el precio real, realmente no se rebaja; nosotros sin embargo tenemos en ciertos artículos un precio de promoción, por debajo de lo marcado de fábrica, y ahora rebajamos sobre ese precio ya bajado, no sobre el original, hacemos una segunda rebaja». Pisotones estará de rebajas unos dos meses, hasta principios de marzo.
Ana Pilar es una de las personas que sí aprovechó el primer día de rebajas para echar esa ojeada. «Ando detrás de unas botas, pero no me corre prisa. Ya he estado otro día, me las he probado, y ahora ya es rezar para que no se hayan vendido», apunta con humor. Su idea es esperar a las segundas rebajas «aunque ya sería mucho arriesgar, pero como no me hacen falta, no pasa nada. Si consigo las botas, las consigo, y si no, tan amigos». El peligro es que de tanto ojear, se encapriche de alguna otra cosa, «no quisiera comprarme nada más, porque no necesitas nada más. ¿Pero seré fuerte si encuentro ese jersey? No lo puedo asegurar», concluye entre risas.
Desde Búnker, Fernando espera que las rebajas «se tienen que animar, porque hemos abierto hace un rato». El martes, apunta, no le afecta, porque son clientes diferentes. Ellos han puesto un descuento a una serie de artículos seleccionados y será a lo largo de esta semana cuando se vea cómo evoluciona el mercado; con un lunes festivo, quizás incluso haya que esperar a la segunda semana de rebajas para que acudan más clientes.
Finalmente Carmen, maestra de profesión, ha aprovechado que comenzaban las rebajas en su último día de vacaciones «para comprar zapatos, sobre todo para los niños, porque el calzado buen tiene un precio bastante elevado y hay que aprovechar, sobre todo con los pequeños, que cuesta mucho mantenerles». No ha querido esperar más por sus vacaciones y porque «además luego, los números vuelas, y con los más pequeños, más».