Se cumplen ahora 100 años del «redescubrimiento» del retablo realizado por El Greco en el pueblo cacereño de Talavera la Vieja. Se debe el hecho al capitán de infantería Verardo García Rey, profesor de Historia y Geografía Militar y bibliotecario de la Academia de Infantería de Toledo. Hombre culto y discreto, miembro de la Real Academia de Historia, de la Real Sociedad Geográfica y de la Academia Gallega y de la de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, sobresaliente paleógrafo, artista y con un conocimiento exhaustivo del arte toledano del siglo XVI, con numerosos libros y artículos de investigación sobre el particular; escribió una excelente biografía del deán Diego de Castilla, mecenas de arte que contrataría a El Greco, a través de su hijo Luis de Castilla, para los primeros trabajos del cretense en Toledo.
Aunque es cierto que José Ramón Mélida, en su «Catálogo monumental de España. Provincia de Cáceres (1914-1916)», había hecho una referencia vaga al retablo por un contrato conservado en el Archivo Histórico Provincial de Toledo, el hallazgo concluyente de la autoría del retablo de Talavera la Vieja se debe a que Verardo García Rey descubre una escritura que figura en el protocolo del Escribano Blas Hurtado del año 1591 que se encuentra en el archivo notarial. En el documento, El Greco se comprometía a ejecutar esa obra para la capilla de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario en la iglesia de Talavera la Vieja de la que era cura párroco Fernando Marchés.
El documento, por varias razones, deja perplejo al capitán García Rey, considerando que en 1591 El Greco ya tenía bastante trabajo en Toledo, por comprometerse a hacer esa obra en una pequeña iglesia de un pueblo casi desconocido de Extremadura y, sobre todo, que la parroquia tuviera los fondos necesarios para pagar o un artista de ese nivel. Lo cual le lleva a nuevas e interesantes investigaciones. En ellas descubre que el párroco de Talavera la Vieja era hermano del famoso platero Lorenzo Marchés, que junto con Simón Valdivieso trabajó en el arreglo de la custodia de la Catedral Primada. A su vez, Lorenzo Marchés era íntimo amigo del Greco desde su llegada a Toledo, tanto que el pintor es fiador de Lorenzo en el pago de una deuda que contrajo con otro platero de la ciudad y también intervino a su favor en unos largos pleitos que mantuvo con su yerno el boticario toledano Juan García.