La Concejalía de Movilidad está trabajando en la futura ordenanza de Zonas de Bajas Emisiones necesaria para materializar el proyecto y gestionar la movilidad en la ciudad. Los técnicos municipales han comenzado ya a trabajar en el borrador con un plazo bastante ajustado, puesto que la aprobación debería materializarse a finales de año.

De momento, el equipo de Gobierno municipal no baraja una fecha concreta, ya que también la entrada en vigor de la ordenanza va ligada a cambios en la de Circulación y a los retoques de la de carga y descarga. A todo ello también se suma el ritmo de implantación del proyecto, puesto que se calcula que la infraestructura podría estar instalada al completo en el mes de octubre.

La ordenanza en cuestión regulará las restricciones a los vehículos que accedan al Casco y el procedimiento sancionador que se determine en su momento. En este caso, el Casco no parte de cero porque ya dispone de un sistema de control de accesos mediante pilonas retráctiles que se mantendrá y se ampliará a todo el Casco.

A principios de abril las previsiones eran más optimistas en los plazos, coincidiendo con que Guadalajara estrenaba su proyecto de Zona de Bajas Emisiones. En aquel momento, el concejal de Movilidad, Ignacio Jiménez, apuntaba la posibilidad de que Toledo pudiera estrenarse también con este proyecto en septiembre, pero lo cierto es que la implantación de toda la infraestructura en la vía pública no estará finalizada hasta octubre.

Quizá uno de los puntos que más dificultades puede ofrecer sea la carga y descarga. Jiménez lleva meses planteando la necesidad de retocar esta ordenanza con la intención de que Zocodover y otros puntos del Casco no estén plagados de furgonetas de reparto a mediodía. Si bien, desde el Ayuntamiento se están buscando alternativas hablando con Fedeto para intentar consensuar las medidas con los hosteleros y comerciantes.

En este caso, el concejal está abierto a distintas iniciativas y ya comentó a principios de año que estaba dispuesto a visitar Ávila, Segovia o Valladolid, por ejemplo, para conocer cómo lo tienen organizado en estas ciudades, siendo las dos primeras Patrimonio de la Humanidad.

Toledo no se presenta como una ciudad que precise restricciones ligadas a la calidad ambiental en estos momentos. Por tanto, el Ayuntamiento tampoco plantea una batería de medidas adicionales como deben establecerse en otras ciudades si quieren cumplir con las exigentes medidas de la normativa europea.