Toledo todavía arrastra problemáticas desde hace más de diez años que cuestan desanudar a pesar de los intentos. Es lo que ocurre con la ordenanza de carga y descarga en la ciudad, una normativa que se ha quedado obsoleta y ofrece una mala imagen del Casco tanto para los turistas como para los toledanos que pasean a media mañana por las calles céntricas. Zocodover y la calle Comercio, sobre todo, acumulan furgonetas y otros vehículos de reparto hasta prácticamente mediodía para surtir de mercancías los establecimientos comerciales y hosteleros, una situación que ha tratado de corregir sin éxito el Ayuntamiento desde hace años y vuelve ahora a primera línea.
«Vamos a tocar la carga y descarga porque no podemos seguir así», explica el concejal de Movilidad, Transportes, Interior y Personal, Ignacio Jiménez, convencido de que Toledo puede tomar nota de la ordenanza de otras ciudades patrimonio que han conseguido organizar la carga y descarga de manera más respetuosa. «A mí me da mucha vergüenza en verano, sobre todo, cuando a media mañana está Zocodover y la calle Ancha atestadas de furgonetas y de camiones y los turistas ven esa imagen».
En principio, el concejal no tiene una idea predeterminada para afrontar el cambio, pero insiste en que la modificación es incuestionable para intentar zanjar una problemática de hace muchos años. «Lo tengo en mente porque es algo fundamental», explica, con lo que uno de los primeros pasos que está dispuesto a dar es reunirse con los representantes de la Federación Empresarial Toledana (Fedeto) para poner el asunto encima de la mesa y abordar los cambios de la mano de los sectores implicados.
A priori, Jiménez tiene claro que la ordenanza de carga y descarga tiene margen de maniobra y se pueden buscar fórmulas «para no colapsar Zocodover», ya que conlleva también riesgo de accidente. Jiménez también está dispuesto a visitar Ávila, Segovia o Valladolid, por ejemplo, para conocer de primera mano cómo tienen organizada la carga y descarga en estas ciudades, las dos primeras Patrimonio de la Humanidad. Con lo que una vez que estudie todas las alternativas posibles, trabajará sobre una propuesta. De momento, no puede avanzar nada sobre este asunto, salvo la intención de poner fin a una problemática que también afecta de lleno a los residentes del Casco por las incomodidades que sortean a diario con tanto vehículo estacionado hasta bien entrada la mañana.
Aún así, Jiménez vería con buenos ojos que la carga y descarga en el Casco se realizara con vehículos eléctricos pequeños que se surtieran de la mercancía extramuros para evitar la entrada de muchas furgonetas y camiones hasta prácticamente mediodía. Si bien, también considera que se puede plantear el reparto de bebida y comida en días alternos para no saturar las calles. Si bien, cualquier iniciativa exigirá un estudio pormenorizado, reuniones y el encaje normativo necesario.
otros intentos. La ordenanza de carga y descarga en Toledo ha despertado en más de una ocasión la necesidad de cambio a lo largo de las últimas legislaturas, pero a pesar de las intenciones municipales el colapso de vehículos sigue presente, ya que entran al Casco más de 300 al día. En 2013, el concejal de Tráfico en aquellas fechas, Rafael Perezagua, anunció que se retocaría la ordenanza para ofrecer un «Toledo sin obstáculos» e incluso puso en marcha una mesa de trabajo con Fedeto y la Asociación de Hostelería para lograrlo, pero finalmente la idea no terminó de cuajar.
Dos años más tarde, el concejal del ramo, Juan José Pérez del Pino, también intentó ocuparse de este asunto durante la primera legislatura de Tolón como alcaldesa, pero tampoco hubo resultados. La concejalía y la Policía Local buscaron una solución conjunta para la carga y descarga a los locales comerciales y hosteleros, pero tampoco salió adelante a pesar del arranque inicial de la propuesta que en su momento dio forma Perezagua con la propuesta de escalonar el reparto durante el horario habilitado -de 7 a 11 horas- y excluir de este servicio la entrega de paquetería.
La carga y descarga continúa acumulándose en una franja de hora y media por las mañanas cuando el periodo que se estableció en su momento es de cuatro horas, si bien, el horario no quedó establecido en el texto y se regula mediante decreto de Alcaldía, con lo que a priori puede ser una ventaja a la hora de plantear modificaciones.
La actual normativa, incluida en la Ordenanza de Movilidad del año 2009, apunta una serie de medidas para intentar que la carga y descarga sea rápida y lo más equilibrada posible, con un tiempo límite de veinte minutos desde que se inicia y se obliga a los repartidores a dejar reflejado el parabrisas el inicio del reparto.