La Navidad infunde sentimientos desbordados que alteran las vidas más o menos ordenadas del resto del año. Que si el sorteo extraordinario, que si las cenas pantagruélicas, que si los reencuentros con familiares y amigos, que si los regalos de Reyes Magos. Pero, entre tanta excitación noble, la festividad riega también los pueblos de actos vandálicos. El descontrol se sustancia con ataques a mobiliario urbano o a instalaciones públicas; y la Guardia Civil toma nota de estas denuncias que balancean entre la delincuencia y la gamberrada.
El Ayuntamiento de Esquivias denunció el día 4 un ataque brutal a unas dependencias públicas. Se trata del silo, un inmueble de la calle Camino de Madrid cedido por la Junta de Comunidades para programación de ocio y cultural. Allí, en una construcción utilizada desde hace casi 30 años por el Consistorio, los trabajadores municipales amanecieron ese día con una atrocidad.
Los autores aprovecharon la madrugada para forzar puertas y causado cuantiosos destrozos en la propiedad municipal. El Ayuntamiento reprocha el robo de tuberías, de grifería y de parte de los retretes de los baños. Tanto, que el equipo de Gobierno se apresuró a condenar el brutal ataque.
Esquivias denuncia un robo y un ataque vandálico brutalLa Guardia Civil y la Policía Local de Esquivias investigan ahora la autoría para calmar las aguas. Precisamente, esa noche desenfrenada de delincuencia, se redondeó con los destrozos a la furgoneta de Aqualia, concesionaria del servicio municipal. Probablemente, los autores utilizaran una radial para intentar abrir o simplemente despedazar la puerta trasera y un lateral del vehículo de la empresa.
más vandalismo. Los ayuntamientos de la provincia han denunciado más áctos vandálicos durante la Navidad. Junto con el ataque denunciado por el Ayuntamiento de Santa Cruz de la Zarza, del que ya informó este diario, el Consistorio de Belvís de la Jara censuró el vaciado de un extintor en el salón cultural el día de la organización de un festival solidario contra el cáncer, la desconexión de las luces del árbol de la plaza, la rotura de las luces de la pérgola de la plaza del Caño y la quema de papeleras en el colegio. «El cuidado del material urbano es responsabilidad de todos», advertía. También La Nava de Ricomalillo, donde se quejó de la rotura de una farola y del reguero de ataques recientes.