Una bombaen mi huerto

J. L. M. / Talavera
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Un vecino de Patrocinio encontró en su huerta un explosivo de la Guerra Civil y, tras llevarlo en su moto hasta las autoridades policiales, la bomba quedó custodiada en la Casa Cuartel

Agentes de la Policía Nacional ayer frente a la Casa Cuarte, donde quedó custodiado inicialmente el explosivo. - Foto: Peña

j. l. m. | Talavera

talavera@diariolatribuna.com

En los primeros compases de la Guerra Civil española Talavera fue escenario de una cruenta batalla que dejó numerosos muertos en los dos bandos enfrentados. El hecho de que la ciudad fuera uno de los últimos bastiones a superar por los sublevados en su camino hacia Madrid llevó al Gobierno de la II República a concentrar en tierras talaveranas un gran contingente de tropas y abundante artillería. En la cruenta contienda que tuvo lugar el 3 de septiembre de 1936 los nacionales sufrieron un millar de bajas, mientras que los milicianos republicanos tuvieron en torno a mil quinientas.  

Con el paso del tiempo, las heridas que dejó en Talavera el enfrentamiento se han ido curando, aunque su recuerdo sigue presente en la memoria de los más mayores. Además, los efectos de la batalla siguen todavía de actualidad, ya que, sin ir más lejos, ayer mismo un vecino de la barriada de Patrocinio se encontró un obús de los muchos que se lanzaron hace ya más de tres cuartos de siglo.

Según los testimonios recabados por este diario entre diferentes fuentes, el hombre en cuestión estaba trabajando por la mañana en un pequeño huerto de su propiedad y, entre la tierra que estaba removiendo, se topó nada más y nada menos que con una antigua bomba de la Guerra Civil. Ni corto ni perezoso, el hortelano cogió con sus propias manos el vetusto explosivo, lo acomodó lo mejor que pudo en una motocicleta y enfiló las calles de su barriada para dar cuenta a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de su inusual hallazgo.   

Custodia en el Cuartel. Tras dar cuenta el vecino de lo ocurrido, la Policía Nacional se hizo cargo del caso y de la custodia del proyectil, aunque el lugar donde quedó guardado hasta ser recogidos por los especialistas en desactivación fue el Cuartel de la Guardia Civil. En este sentido, varias dotaciones policiales se quedaron vigilando durante buena parte de la maña en las puertas de las instalaciones de la Benemérita, esperando la llegada (presumiblemente desde Madrid) de un equipo que  asumiera el control de la situación y se llevara la bomba para su detonación controlada o para su destrucción.

A lo largo de un año el Instituto Armado atiende más de un millar de casos en los que aparecen explosivos de la Guerra Civil. La mayor parte de los proyectiles se encuentran enterrados en zonas rurales y muchos de ellos en el valle del Ebro.