La Denominación de Origen Protegida (DOP) del Azafrán de La Mancha ha lanzado un SOS a las administraciones. Lo hizo este jueves después de registrar con datos reales la producción más baja de la última década. Los 280 kilogramos obtenidos en el año 2023 suponen un 40 por ciento menos que el curso pasado, cuando se alcanzaron los 462 kilos, y un 49 por ciento menos que la media de los últimos 10 años. Una producción a la baja que tuvo como excepción el año 2018, cuando se experimentó un pico que llegó hasta los 900 kilos.
Sea como fuere, esta «caída bestial», como califican desde su Consejo Regulador, se denota en otras cifras tales como en la superficie cultivada que ha participado en el proceso productivo, que ha pasado de 105,26 hectáreas a 93,2 en sólo un año; o en el rendimiento por hectárea, que ha bajado hasta los tres kilogramos, un 32,44% menos.
Los representantes del Consejo Regulador tienen claras las causas de esta escasa producción. Más allá de «un problema estructural en el sector en el que el cambio climático no ayuda», como menciona su presidenta Valentina Cabra, en primer lugar mencionan los problemas sanitarios que sufren sus bulbos o cormos, que no reciben el mantenimiento adecuado para salvarlos de patógenos.
El azafrán, «herido de muerte» al producir un 40% menos - Foto: David PérezEn segunda instancia, aluden a una falta de mecanización del sector, no porque no puedan financiar la maquinaria, sino porque no existe, asunto por el cual el gerente del consejo, Pedro Pérez, explicó que no llegan a un acuerdo con la consejería de Agricultura. «Nos dicen que no podemos acceder a la financiación porque ésta es para adquirir bienes, no para desarrollarlos», lo que se hace aún más cuesta arriba para los agricultores y las empresas.
Como última causa, desde el Consejo Regulador achacan la falta de producción de azafrán a que no hay relevo generacional. Una situación que afecta hasta su propio organismo, ya que dependen de las cuotas de sus asociados. Un «combo» de factores que hacen que el sector se sienta «herido de muerte», llevando a estos actores a demandar ayudas urgentes a las administraciones. De no recibirlas, «tocará ir asumiendo la desaparición de un producto con tanta personalidad en la región y con un importante reconocimiento internacional», subrayó Pedro Pérez.
Lo que sí dejaron claro desde el consejo es que esta falta de producción no choca con la demanda, ya que esta sigue siendo «muy alta», sino que no se puede cubrir toda al no poder abastecer el mercado con las cantidades producidas, que según estimaron alcanza una media de 500 kilogramos vendidos por temporada.
Para poder seguir manteniendo el azafrán «en nuestros platos, en la cultura y hasta en las farmacias» el Consejo Regulador no descarta acudir a la Comisión Europea, especialmente para que revise los requisitos a cumplir para recibir ciertos fondos, ya que por ejemplo a la hora de recibir ayudas Feder para la promoción del producto necesitan dar la cantidad por adelantado, lo que según Pedro Pérez supone «pedir préstamos y hacer labores financieras costosas».