La Oficina de Transformación Comunitaria de Toledo expuso ante los vecinos del barrio del Polígono las principales características de las comunidades energéticas, una entidad colectiva que, en forma de asociación o cooperativa, permite a las personas físicas y jurídicas establecer una relación para la producción de su propia energía y reducción de costes de consumo.
La comunidad energética del Casco, recientemente creada, fue recurrentemente citada durante una charla en la que participaron más de una treintena de interesados. En el caso de la asociación ideada en el barrio monumental de la ciudad, el número de adheridos, que comenzó con apenas siete participantes, ha escalado hasta los 120 miembros, incluidas empresas comerciales, decenas de particulares e incluso conventos.
Los principales ponentes, representantes de la Empresa Municipal de la Vivienda (organismo al que se adscribe la OTC), detallaron el funcionamiento de un tipo de asociación que supone la «suma de consumos de la parte industrial y la parte ciudadana», una agregación que «tiene beneficios para sus asociados en forma de reducción de factura». La unión, además, «minimiza el coste de inversión» y permite «negociar con las distribuidoras el coste al que se puede comprar la energía cuando la propia instalación no la produce», indicaron los ponentes.
En el caso del Casco, el coste de la instalación de los 100 kilovatios nominales alcanza los 70.000 euros, lo que supone que cada kilovatio ha requerido de una inversión de 700 euros. Además, la asociación con otras personas físicas o jurídicas permite un «ahorro de un 30 o 40%» respecto a los proyectos individuales de autoconsumo. La economía de escala propicia una mayor competitividad en el mercado de la energía. «No es lo mismo que hacerlo uno solo que 20 a la vez», aseguraron los oradores.
Cada socio recibirá «un beneficio proporcional» a la inversión aportada o la potencia contratada. Además, se recomienda el uso de cubiertas (tejados) para la instalación de paneles fotovoltaicos, una circunstancia que en el Casco, protegido por razones patrimoniales, no ha sido posible.
La inversión en el barrio antiguo de la ciudad se prevé amortizar, si los precios actuales se mantienen, «en 3,8 años». Un empresario del Polígono, por su parte, explicó que su apuesta por el autoconsumo le ha permitido reducir su factura de 200.000 euros anuales o los 80.000 actuales.