Sara Barquinero

Sara Barquinero

@sarabarquinero

Doctora en filosofía y escritora


Personajes secundarios

15/10/2024

«No quiero ponerme conspiranoico, pero ¿has visto alguna vez a tus vecinos haciendo la compra?», preguntaba un usuario en un vídeo corto de TikTok. Quizás para alguien que no esté familiarizado con según qué ecosistemas digitales la pregunta resulte incomprensible. «No, ni una sola vez», contestaba el comentario más votado, «¿cómo puede ser, si yo acabo haciéndola como tres veces por semana?». La sospecha que anima tanto al vídeo original como a la respuesta (imposible saber si bromean o no) es que quizás nunca has visto a tu vecino haciendo la compra porque tu vecino no es real, sino, en el sentido más radical, un NPC. 
NPC (non-playable character) es un término que empezó a utilizarse hace unos cincuenta años en el mundo del videojuego. Se trata de personajes secundarios controlados por la máquina, como un enemigo al que derrotar dentro de una horda, un pueblerino que ayuda al personaje, o incluso elementos de fondo, que solo repiten la misma frase una y otra vez si intentas hablar con ellos. Desde hace una década (especialmente desde las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016) se empezó a utilizar, dentro de entornos digitales y de manera despectiva, para designar a personas grises, previsibles, sin capacidad de pensar por sí mismas. Se calificaba de NPCs, por ejemplo, a aquellas personas de ideología contraria que repetían consignas y compartían siempre el mismo contenido en Twitter, como si estuvieran programados para hacerlo; se los representaba en memes como humanoides sin rostro similares al extinto icono de Microsoft Messenger. Sin embargo, pronto se extendió más allá de la política: el conductor de autobús es un NPC. Tus insulsos compañeros de trabajo, NPCs. Quien te sirve el café cada mañana, NPC. Y, por supuesto, NPCs tus vecinos. En resumen, «NPC» no es más que un nuevo envoltorio para una sensación vieja: que somos los protagonistas de nuestra historia, por anodina que parezca, y los demás (o al menos gran parte de ellos) simple atrezzo para nuestros logros y padeceres. En el peor y más común de los casos, persona(jes) que solo repiten día tras día la misma frase, como: «¿Qué te pongo, cariño?». 
Sin embargo, son importantes las palabras: que exista un término no ya para ti (términos ya viejos y aspiracionales, como héroe o protagonista) sino para los demás (mero relleno de nuestras vidas) implica no un ensalzamiento del sí mismo, sino una deshumanización del otro. Si la camarera es un NPC, ¿por qué acercarle la taza a la barra? ¿Por qué escuchar las anécdotas de tus compañeros de trabajo, por qué saludar al conductor del autobús? Hagas lo que hagas, al día siguiente seguirán repitiendo sus mismas frases. En los videojuegos, de hecho, en ocasiones hasta te los puedes cargar, y cuando vuelves al mismo sitio reaparecen sin ningún recuerdo de su muerte. 
Que el término, cada vez más popular, provenga del entorno del videojuego es a su vez problemático, pues conecta a su vez con otro delirio viejo que también ha reescrito Internet: vivimos en una simulación. Igual que se descubrió que muchos de los activistas de Twitter que escribían sin parar en las elecciones presidenciales eran bots, ¿qué nos asegura que las personas que nos rodean son reales? De hecho, ¿de verdad hay cerca de 8.000 millones de personas con conciencia compartiendo la Tierra con nosotros, personas que son queridas y odiadas, que tienen biografías y opiniones? Resulta difícil asumirlo por entero. Es más sencillo jugar, entre la ironía y la conspiranoia (en algunos es pura broma cínica, en otros duda metafísica auténtica) con la posibilidad de que el mundo esté poblado por sombras sin personalidad, por programas informáticos que repiten patrones como bots en redes sociales. Los usuarios cuelgan vídeos de «fallos» en el programa, gente ida caminando en círculos (que con toda seguridad lo que padecen alguna clase de demencia), gente que repite gestos mecánicamente (probablemente ansiedad) o preguntas como la que traje al inicio: ¿alguna vez has visto a tus vecinos haciendo la compra? ¿O acaso no serán más que un programa diseñado para penalizarte si organizas una fiesta en tu casa o ayudarte cuando necesitas un puñado de sal?

#TalentosEmergentes