Casasimarro: melodía de naturaleza y cuerda pulsada

Lucía Álvaro
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Este municipio de la Manchuela mantiene viva su alma gracias al cultivo del champiñón y una tradición guitarrera de siglos.

Casasimarro: melodía de naturaleza y cuerda pulsada - Foto: Nidori

Entre las cuencas del Júcar y del Cabriel se encuentra la comarca de la Manchuela, donde los espesos pinares se intercalan con llanuras de viñas y olivos y verdes prados. Es entre las aguas del Júcar donde las cuerdas elevan su melodía a lo sublime en el pueblo donde se encuentra uno de los talleres de guitarras más antiguos del mundo. 

La sinfonía de sus parajes es el sustrato en el que los lugareños hunden sus raíces, un lugar donde el ulular del viento entre los árboles y los sonidos de su fauna conforman una orquesta sinfónica capaz de atrapar a los visitantes, haciendo que la melodía de Casasimarro quede para siempre prendida en el corazón.

TRADICIÓN DE HACE 280 AÑOS. El sonido de la guitarra crece y mejora con los años, como sucede con el buen vino y las familias artesanas de la música, que llevan ocho generaciones escribiendo la historia de Casasimarro a toque de cuerda pulsada. Desde 1.744, momento en que llegan las primeras influencias de la artesanía guitarrista al pueblo desde Granada, el municipio se ha convertido en todo un referente en el mundo de la música nacional e internacional. Pablo Alborán, Alejandro Sanz, Paco de Lucía o el Rolling Stone Keith Richards son solo algunos de los clientes de altura que sitúan Casasimarro como un punto clave en la historia de la música. 

Las manos de Tomás Leal y Vicente Carrillo son las que continúan hoy en día la tradición en el pueblo y los oídos que saben cómo suena una guitarra cuando aún no emite melodía alguna. Esta combinación de oficio, tradición y talento ha elevado su melodía a nivel nacional al haber sido galardonados Vicente y su padre con el Premio Nacional de Artesanía en 2010 y 1970, respectivamente. Este oficio hace de Casasimarro es un lugar de culto para los turistas y curiosos que deseen apreciar de cerca una guitarra similar a la de sus ídolos o poder deleitarse con una labor artesanal que más bien podría considerarse un arte y que lleva casi 300 años siendo el futuro de este municipio.

NATURALEZA CAUTIVADORA. La naturaleza es uno de los grandes valores con los que cuenta la provincia de Cuenca, parajes diversos, flora y fauna única y un valor ecológico incalculable. Una de esas zonas que son museos naturales al aire libre es el paraje de Los Nuevos, un paraje a orillas del río Júcar que luce todo su esplendor a lo largo del año, pero que resulta aún más especial si cabe en otoño, cuando las hojas amarillean y pintan el paisaje en tonos fuego, anaranjados, amarillos y rojizos que hacen de las aguas del río una acuarela de ocres. 

Los Nuevos cuenta con un sendero peatonal por el que disfrutar de una caminata donde apreciar la plenitud del entorno durante unos 30 minutos aproximadamente, así como con zonas de descanso donde practicar algún deporte o simplemente recrearse contemplando el paisaje. Junto a este paraje natural cabe destacarse el de La Losa, un itinerario imprescindible para los amantes de las rutas, la naturaleza y el turismo de aventura. 

Comenzando en la zona del paraje donde se sitúa una pequeña presa donde refrescarse los días más calurosos de verano puede recorrerse el terreno por el monte, con unas vistas espectaculares desde el Pico del Águila, a 781 metros de altitud. Por sus accidentadas subidas y bajadas, este lugar resulta todo un tesoro para practicar deportes de aventura como motocross o mountain bike.

Casasimarro es una zona rica por su patrimonio natural, una enciclopedia viva de flora y fauna local donde merece la pena perderse. La cultura es el contrapunto que armoniza la melodía de un pueblo que ama sus orígenes y se enorgullece de ellos, presentándolos a vecinos y visitantes como la gran sinfonía que habla de quiénes son, quiénes han sido y quiénes pueden llegar a ser.