Entender de vinos parece un arcano que tan solo unos pocos escogidos dicen poseer, y que de alguna manera como si se tratase de formar parte de una sociedad secreta. Pero esto de conocer o saber de vinos sencillamente es muy simple, teniendo en cuenta que una cosa es lo sencillo y otra muy diferente, es lo simple. Lo sencillo es, más o menos un valor moral del ser humano, que le faculta para no hacer alarde de sus cualidades o conocimientos o también no vanagloriarse de sus posesiones o logros, etc. Y lo simple es, realmente tener o ser de un carácter natural, inocente y recto, siendo que no conoce ni tampoco investiga, ni la doblez, ni el disfraz, ni el engaño, ni el fingimiento, más bien, es la cualidad de la ingenuidad de un carácter dulce, bondadoso, y de fácil convencer (en consecuencia, engañar), siendo realmente que no conoce ni el disimulo, ni lo malo. Por consiguiente, lo simple es franco, mostrando un carácter claro y diáfano, sin embozo, en resumen, ser simple es el camino hacia la inocencia pura. Por tal razonamiento, para saber catar un vino, todo es muy sencillo en cuanto a las formas o partes de una cata, porque realmente el conocer los vinos es algo muy básico y simple. Así pues, catar vino no se trata solo de beberlo, se trata de involucrar todos los sentidos del cuerpo para captar su esencia completa. Catar vino correctamente es una habilidad que, se puede aprender y perfeccionar con la práctica y la orientación adecuada, sobre todo de una manera muy sencilla, como yo personalmente ya desarrollé modestamente en la Taberna Amboades®, y también lo he demostrado en muchas ocasiones, eso sí, desmontando todos lo mitos que, a muchos ignorantes, que están al cargo de espacios sobre todo de cierta hostelería, con mínimos conocimientos, sobre todo de los aspectos internos de un vino, en cuanto a su composición química, su relación con el medio de donde proviene tanto del suelo, la zona de producción o como se ha elaborado y demás, que tales detalles hay que conocerlos, pero no para explicarlos a un neófito o una persona de la calle, sino al saber que están y como es el vino, e intentar con ese conocimiento transmitirlo al publico en general, de la manera más simple posible, siendo para ello una persona sencilla, que no simple (volver a leer el inicio de este texto). Entonces, ya el conocedor o iniciado que realmente quiere y desea que las gentes normales, sepan de vinos para poder comprar una botella, o sepan elegir un vino adecuado en cada momento en un restaurante y no el más eficaz para ese restaurante recomendado por ese «pseudoprofesional sabedor de vinos», que ciertamente «humilla» y «reduce», al cliente, indicándole que solo ese tal o cual vino es bueno y adecuado, para esa comida, someramente porque es caro. Por el axioma que solo los comerciales (engañadores) cuentan en su relato de venta: caro de precio, bueno y exclusivo de calidad, cuándo lo adecuado es quizá de un precio más bajo. Por todas estas razones, es hora de un curso de cata rápido, sencillo y simple, del Estilo Amboades® …