Carlos Calzada

Carlos Calzada


Algo diferente, da algo diferente

25/10/2024

Siempre trato de analizar o explicar todo lo que acontece o gira en torno al CD Toledo, para poder aprender, corregir o mejorar… Lo he hecho cuando venían mal dadas, siempre con espíritu crítico,  y ahora, que el equipo vive un momento muy dulce, considero que tratar de entender qué está pasando, para bien, es algo que no puede dejar de observar y pensar.
Y en ese análisis constante del querer entender el porqué de las cosas que pasan, el pasado sábado tuve el placer de escuchar, en una formación de entrenadores, organizada por nuestro comité de la Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha, a una figura que este año dotaba al cuerpo técnico del CD Toledo de algo diferente a lo que estamos acostumbrados.
Por esto, creo que por aquí pueden venir parte de los secretos que dan al CD Toledo con la mejora que estamos viviendo en la actualidad, y que en el pasado parecía impensable. Quizás era una de las pocas teclas que quedaba por tocar para que el CD Toledo funcionara.
Esa figura es la de Andrés París, un pedagogo que a la vez es entrenador de fútbol y complementa perfectamente a la figura de Alfredo Santaelena como primer entrenador. Y es que, resulta cuanto menos alentador para un profesor y entrenador como yo, ver la figura de un pedagogo, un especialista en el proceso de enseñanza-aprendizaje, sentado en un banquillo. Un profesional capaz de buscar que los jugadores entiendan, comprendan e interioricen mejor lo que se les pide.
Todo lo que los entrenadores hacemos en nuestro día tiene un sentido, un objetivo, una intención. Y estoy seguro que todos los entrenadores que en el pasado reciente no han cosechado los éxitos deseados, tenían todo esto, pero faltaba algo, que hoy por hoy considero que Andrés París ha traído al CD Toledo.
Lo primero, el ser capaces de utilizar una herramienta tan liviana pero a la vez tan potente como la palabra, para llegar a convencer a los jugadores de todos los procesos. Posteriormente, haber tenido la capacidad de construir desde cero cada detalle por mínimo que sea, pero que tenía que ser único y exclusivo para esta temporada, este equipo y estas circunstancias.
Además, también, tratar de conocer a cada jugador, hacerle consciente y competente en su rol, todos ellos diferentes pero igual de importantes. Entendiendo siempre su posición y su gran capacidad de crecimiento para todos juntos, de manera individual, dar el máximo por y para el equipo. 
Pero, finalmente, todo esto necesita del ingrediente secreto, la capacidad de emocionar. Sin sentimiento, y la capacidad de llegar a lo más profundo de  todas las partes que componen un equipo nada es posible.