Apenas un centenar de los alrededor de 6.000 guerrilleros antifranquistas que hubo entre 1939 y 1952 eran mujeres, pero no se trata de guerrilleras al igual que los hombres ya que no las permitían participar en operaciones y reuniones, y básicamente quedaron asignadas a las tareas de cocinar y coser.
El historiador Benito Díaz, experto en la resistencia antifranquista, es autor de una decena de libros sobre la guerrilla y ha coordinado, junto a Armando Recio y Juan Bernardo Moreno, el libro 'Maquis, la resistencia armada', editado por Trea y presentado esta pasada semana en el Congreso de los Diputados.
En una entrevista con EFE, Díaz (que reside en Talavera de la Reina -Toledo-) ha afirmado que apenas hubo un centenar de mujeres entre el total de 6.000 guerrilleros y ha añadido que, en realidad, ellas no eran guerrilleras igual que ellos y aunque podían tener armas en alguna ocasión no participaban en asaltos a las labranzas -que era el modo de conseguir comida y armas- ni en enfrentamientos con los guardias civiles y tampoco recibían información.
"El Partido Comunista no quería que hubiese mujeres en la sierra, lo tenía muy claro, no quería", ha explicado Díaz, y pensaba que si eran detenidas "iban a cantar" y no tenían la misma capacidad que los hombres para correr y huir.
Hay informes de la dirección guerrillera del Partido Comunista ordenando "sacar a las mujeres de la sierra", también para evitar la "rivalidad sexual" entre los hombres que podían tener allí a sus parejas y los que no.
"El papel que tenían otorgado a las mujeres era el que (ellas) tenían en la sociedad en ese momento, hacían la comida, cosían la ropa. Y esto lo han contado alguna de aquellas mujeres con las que he hablado, y también ellos", ha señalado Díaz quien ha rechazado de forma tajante que su función fuera de tipo sexual.
"Todas están muy alejadas del patrón de barragana o de prostituta que les imputaron, sobre todo, los escritores conservadores que escribieron sobre la guerrilla", ha afirmado.
Algunas de ellas sí se marcharon a la sierra porque eran novias de un guerrillero o una vez allí surgió un noviazgo pero siempre "tenían una relación monógama" con su pareja.
Dos de los pocos que sí estuvieron en la sierra con sus compañeras fueron 'Chaquetalarga' (Joaquín Ventas) y 'Miguelete' (Víctor Roque), y en el primer caso María Rodríguez 'La Goyerías' fue la pareja de 'Chaquetalarga' y solo tuvo relación con él.
Benito Díaz habló con ella (antes de fallecer en 2010) y le confirmó que a ellas las dejaban "fuera" cuando los guerrilleros hablaban con los enlaces y no recibían ninguna información.
Un capítulo de 'Maquis, la resistencia armada' está centrado, precisamente, en la mujer en la guerrilla antifranquista.
En el libro han participado 15 expertos que abarcan todo el país: en total, más de 750 páginas y cinco años -pandemia incluida- para sacar a la luz la historia del movimiento guerrillero español surgido tras el final de la Guerra Civil.
La obra también pretende servir como referencia historiográfica para el estudio de la resistencia armada contra Franco y sale ocho décadas después del nacimiento de la primera organización guerrillera antifranquista, la Federación de Guerrillas de León-Galicia que surgió en 1942.
Hubo más guerrilleros en Asturias, León y Galicia, pero estuvo mejor organizada en Levante, donde la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón fue creada por el Partido Comunista en 1946 y se prolongó hasta 1952 (la última en mantenerse activa).
Es decir, las guerrillas no nacieron al mismo tiempo en todos lo lugares y esta característica favoreció las sucesivas derrotas.
Benito Díaz subraya que, al menos en toda la zona centro (Toledo, Ciudad Real, Albacete, Ávila, Extremadura y la Sierra de Guadarrama) que ha sido su ámbito de estudio, "la gente huyó a la sierra porque no hubo reconciliación nacional, por pura supervivencia" y cuando alguno tuvo la opción de dejar la sierra y volver con su familia lo hizo.
En los últimos años ha aumentado el número de investigadores sobre estos movimientos, pero antes ha resultado muy difícil acceder a determinada documentación, y, de hecho, Díaz tardó cinco años en conseguir un sumario clave (tiene miles de páginas) para escribir sobre la guerrilla en Toledo, Ávila y parte de la Sierra de Guadarrama: el de Adolfo Reguilón, un atípico guerrillero antifranquista conocido como 'Severo Eubel de la Paz'.
Lugar clave para que este libro sea una realidad es Santa Cruz de Moya, la localidad conquense en la que cada año la asociación sociocultural 'La Gavilla Verde' organizada unas jornadas para rescatar y recuperar la memoria de la resistencia armada antifranquista.
Allí, a lo largo de los años, se han ido conociendo los distintos expertos en el estudio de la guerrilla, y de esta forma han podido trabajar en este proyecto común: "Hay gente que también es especialista y no está (en el libro), pero lo que está claro es que todos los que hemos participado controlamos muy bien el espacio geográfico que abordamos", ha resaltado Díaz.
De los 6.000 guerrilleros que todos estos expertos estiman que hubo entre 1939 y 1952, unos 2.200 murieron, otros tantos fueron capturados o se entregaron y algunos (muy pocos) pudieron cruzar a Francia y, en menor medida, a Portugal ya que la policía del régimen de Salazar los devolvía a la frontera española: aún así hay datos de un maquis que logró llegar a Lisboa y de allí viajar a Venezuela en 1941.