El investigador Jorge de Juan Ares ofreció el pasado miércoles una conferencia sobre la evolución arqueológica de Ciudad de Vascos, el enclave de origen musulmán situado en el término municipal de Navalmoralejo que ha centrado buena parte de su trabajo académico y cuyas excavaciones se iniciaron en 1975. El trabajo arqueológico ha permitido destapar una ciudad islámica «muy pequeñita si se compara con las capitales de distrito» de los principales entornos urbanos de al-Ándalus, pero con un estado de conservación «íntegro» que favorece el estudio histórico medieval a través de un poblamiento situado en una zona estratégica de la península.
Ciudad de Vascos se levanta «en el punto más cercano entre las cuencas del Guadiana y el Tajo», también en un enclave próximo a la ciudad de Córdoba, capital del Estado Omeya, y tiene en la calzada del Puerto del Pico una salida hacia el norte. Cercana a las estribaciones del Sistema Central y levantada en la orilla del Tajo, la ciudad se ubicó en la línea fronteriza entre los reinos cristianos y la administración musulmana. Rodeada por el arroyo de la Mora y el río Huso, «aprovecha las defensas naturales las zonas escarpadas» del contorno. Aunque la topografía añade potencial defensivo al paraje, «casi todo el recinto está amurallado». Llegar hasta allí resulta difícil.
«Todos sus elementos arquitectónicos y estructurales se conservan muy bien», reiteró De Juan. El conjunto incluye una medina, dos cementerios, baños, tenerías o una alcazaba que centra la investigación del ponente en los últimos años. Las excavaciones en este punto de ciudad alumbran una porción del asentamiento que ha sido «siempre un misterio, objeto de todo tipo de saqueos y saqueadores». Se trata de una fortificación que cuando fue destapada se encontraba «bastante machacada», indicó el profesor de la Universidad Complutense de Madrid. La exploración arqueológica desveló «un muro forrado por otro muro de sillares del siglo VIII», un hallazgo que demostró que antes de la Alcazaba existió otra «anterior».
La conferencia de Jorge de Juan se celebró en el museo de los Concilios. - Foto: La TribunaLos restos de la ciudadela y de la muralla que protegía al conjunto urbano parecían sugerir un origen romano del emplazamiento, una posibilidad descartada por los especialistas. «Cuando se hablaba de Ciudad de Vascos se pensaba que pudiera ser una fundación romana, pero no hay ningún elemento que permita hablar de eso: sí de una ocupación, pero no de una ciudad», apostilló el conferenciante. El origen del poblamiento se estima en la Edad del Bronce; posteriormente, hay huellas tanto romanas como visigodas, vestigios empleados en la construcción de las mezquitas.
El avance cristiano no vació el enclave. Las fotos de excavación de la mezquita de la alcazaba revelan enterramientos de la época cristiana, un hecho que «sugiere que tal vez se usó como lugar de culto», detalló De Juan. «Sabemos que hay familias porque hay niños», añadió. Las tumbas se datan de una época de «ocupación posterior a la caída de la ciudad en manos cristianas». De este tiempo, además, se identificaron suelos característicos del nuevo poder político. Asimismo, se encontraron monedas del reinado de Alfonso VI, reconquistador de Toledo, y una inscripción que podría corresponderse con la palabra «lobo».
Lo que ocurrió con la ciudad islámica en los años posteriores a la llegada de los cristianos centrará parte de las investigaciones futuras. «Tenemos que seguir estudiándolo», dijo De Juan. La idea del experto es que el abandono final de la ciudad se pudo producir al inicio del siglo XII, un periodo marcado por los ataques almorávides hacia Talavera. Ya en este momento «solo permanecía ocupada la alcazaba, no el resto de Ciudad de Vascos».
DEL PASADO AL FUTURO. El poblamiento se encuentra en una zona granítica, un espacio en el que «no habría grandes cultivos, tampoco de cereal, aunque sí parece que se dio la explotación ganadera». Se trataba de un paraje con más arbolado del que disfruta en la actualidad, con una importante presencia de castaños por la mayor humedad climática. Ovejas y cabras fueron los «animales predominantes» del territorio. La flora y la fauna fueron dos de los elementos que pudieron determinar la historia del enclave, aspectos en los que le gustaría «incidir» a De Juan.
Asimismo, ahondar en la estructuras social, económica y cultural se antojan como otros de los retos en este lugar histórico. La organización de las viviendas, ya explicada por Ricardo Izquierdo en los años ochenta, incorpora un zaguán y un patio central alrededor del que se disponen el resto de habitaciones. Por otra parte, la primera de las dos fases constructivas de Ciudad de Vascos tuvo un marcado carácter «industrial». Al mismo tiempo, los hallazgos de piezas de vidrio, tanto de origen local como llegados de Oriente Próximo, protagonizan novedosas investigaciones.
«Ciudad de Vascos siempre ha sido un lugar misterioso», proclamó De Juan durante la explicación referida al topónimo del enclave, un nombre que procede de la Edad Media y cuyo origen exacto aún suscita una controversia que se proyecta a otras áreas a las que se espera poner luz -y conocimiento- en los próximos años. Hasta el 86% de las ciudades musulmanas de la península son más extensas, pero el grado de conservación y la estratégica ubicación de esta urbe ribereña la convierten una de las más preciadas.
Más de un millar de personas, incluidos trabajadores y estudiantes, han pasado por el yacimiento desde 1975, fecha en la que comenzaron las excavaciones arqueológicas en este lugar. De Juan confía en que las técnicas del carbono 14 y el Sistema de Información Geográfica en el que se está volcando todo el saber sobre Ciudad de Vascos impulsen una mejor comprensión y nuevos avances. Además, reclama a las administraciones públicas y la sociedad civil la estabilidad en los contratos de prospección, una limpieza anual de la zona, la actualización de la página web, la atracción de investigadores de calidad y la creación de una asociación.